Columna de Raúl Figueroa: El legado de Piñera en educación
Sebastián Piñera imprimió una nueva cultura en la forma de servir en lo público. Se entregó por entero y exigió lo mismo a quienes trabajaron con él, en torno a la premisa básica de que Chile no puede esperar y que solo en el marco de una sociedad libre se avanza hacia el progreso y la justicia. Precisamente la idea de un Chile más libre, justo y próspero fue el norte de sus dos gobiernos y, con ese objetivo, la educación tuvo un lugar preferente en sus reflexiones y acciones.
En efecto, la libertad es el elemento esencial que permite entender la política educativa del Presidente Piñera: por un lado, el sistema educacional debía ser el reflejo fiel de una sociedad libremente organizada y, por otro, un instrumento concreto al servicio de las personas, para que desarrollen al máximo todas sus capacidades y puedan ejercer su libertad en plenitud.
Fue natural entonces su defensa permanente de la libertad de enseñanza, bajo la convicción profunda que los padres son los primeros educadores de sus hijos, que tienen el derecho y el deber de elegir la forma en que estos se educan, que saben mejor que nadie lo que es bueno para ellos y, por ende, que el Estado debe asegurar las condiciones para que esa libertad se ejerza. Así, en el contexto de una educación escolar obligatoria, la diversidad de proyectos educativos se promovió y aseguró siempre, así como la información para que los padres tomen las mejores decisiones.
Tan importante como la defensa de principios esenciales, fue el diseño de políticas centradas en los alumnos y sus aprendizajes, con el objetivo de cerrar las brechas existentes y asegurar que todos, al margen de su condición socioeconómica, puedan acceder a mejores oportunidades. Tenía claro que una educación de calidad depende fundamentalmente de lo que ocurra en la sala de clases y que, por ende, el foco debía estar ahí más que en aspectos estructurales que poco tienen que ver con las verdaderas necesidades de las comunidades escolares.
Autonomía para las escuelas y exigencia en los resultados, evaluaciones públicas para identificar falencias y tomar decisiones, apoyos focalizados para los que más necesitan, un Estado presente en la fiscalización, la guía y el soporte, pero que no asfixia ni reemplaza la iniciativa privada, son algunos elementos que constituyen la base del Sistema de Aseguramiento de la Calidad que se aprobó durante su gestión.
Con la claridad de que la educación temprana es fundamental para asegurar mejores trayectorias educativas, consagró la obligatoriedad a nivel constitucional del kínder. Mezquindades políticas impidieron que la ley que se requería para su implementación fuese aprobada.
La red de Liceos Bicentenario fue uno de los grandes legados del Presidente Piñera y representa muy bien su ideario de libertad y autonomía. Fundados en la convicción que los talentos están distribuidos por igual en todo Chile y que las altas expectativas, el foco en los aprendizajes, el liderazgo directivo, el esfuerzo y el compromiso de toda la comunidad son la clave para obtener resultados, lograron ganarse un espacio como política de Estado.
No hay espacio para describir todos los avances que abordan, entre otros, aspectos curriculares, mejoras a la Subvención Escolar Preferencial, la preocupación específica por el reingreso al sistema escolar de los jóvenes excluidos del mismo, mejoras en el financiamiento y acceso a la educación superior, el particular foco en la educación técnico profesional, apuntando a ampliar las experiencias de formación de sus alumnos potenciando la colaboración con el sector productivo y la formación dual.
Con todo, los gobiernos de Sebastián Piñera deberán ser recordados no solo por sus logros y avances, sino que por haberse resistido sistemática y exitosamente a iniciativas que apuntaban a monopolizar la educación en manos del Estado y limitar las opciones de los individuos. No cedió nunca a la pulsión populista y se opuso siempre a la captura que grupos de interés pretenden hacer del sistema educativo para propio beneficio, en desmedro del interés general. En una palabra, a un año de su temprano fallecimiento, el legado en educación de Sebastián Piñera es el de la libertad.
Por Raúl Figueroa Salas, Director ejecutivo del Instituto UNAB de Políticas Públicas, ex ministro de Educación.
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