El niño ausente
SEÑOR DIRECTOR:
En el GAM se presenta la exposición de la artista chilena Liliana Iturriaga y cuya muestra de arte cinético gocé y admiré. Luego, recorrimos la feria aledaña con distintos puestos en que muchos artistas chilenos emergentes exhibían su arte. Da gusto ver el trabajo en cerámica, obras textiles, papelería, acuarela, orfebrería, en fin, jóvenes talentos buscando una oportunidad de ser reconocidos y valorados.
Sin embargo, ya en esta época de Adviento y preparación a la Navidad, no encontré ni una expresión de arte o motivos religiosos como podría ser pertinente en este tiempo en que el anuncio de la venida de Dios nos prepara a la Noche Buena, vísperas de Navidad. Un pesebre, la figura del niño Dios, una virgen, pastores, ovejas, reyes magos, burritos, tanto de simbólico (y real) con que podríamos dar un ambiente con más sentido a nuestro hogar.
Si hacemos listas de regalos, es porque viene una fecha especial. Pero el invitado principal en esta atmósfera de fiesta está ausente, en general, de las vidrieras, del ornato, de las manifestaciones de arte.
Quisiera apostar a que en este difícil año, donde tanta sangre inocente ha quedado esparcida, al menos en el corazón de cada uno anide ese niño Dios que nos da esperanzas de un mundo más amable y de una vida que nos urge no a mirarnos la punta de los pies, sino el cielo, donde lo esencial es invisible a los ojos humanos.
M. Solange Favereau Correa
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