El nuevo orden que desafía al mundo

Por qué Trump suspendió la ayuda militar de Estados Unidos a Ucrania (y cómo impactará en la guerra)

En poco más de 40 días las decisiones del Presidente de Estados Unidos han redefinido el viejo orden mundial, poniendo en cuestión no sólo la histórica alianza de ese país con Europa sino también la defensa de valores y principios comunes.



“Entramos en una nueva era”, afirmó esta semana el Presidente francés Emmanuel Macron en un mensaje a su país. “Los últimos acontecimientos”, aseguró, “han trastornado el orden mundial”. Sus palabras dan cuenta de una sensación creciente de que las lógicas que han guiado, al menos en el último siglo la política internacional, parecen estar cambiando y los principios comunes que unían al mundo occidental entraron en crisis. El factor decisivo en ese proceso ha sido el arribo a la Casa Blanca del Presidente Donald Trump. En poco más de 40 días, el mandatario ha dado un giro radical no sólo en el camino que había seguido Estados Unidos en los últimos cuatro años, durante el gobierno del demócrata Joe Biden, sino que ha alterado muchos de los lineamientos defendidos por su país desde el fin de la Segunda Guerra Mundial e incluso antes, abriendo un escenario incierto sobre el camino que seguirá el mundo y el nuevo reordenamiento de la política global.

Uno de los ejes de los equilibrios mundiales ha sido históricamente la alianza entre Estados Unidos y Europa. No sólo hay un vínculo cultural sino también ambos han compartido procesos históricos y modelos de sociedad. La democracia liberal es un elemento central de ese ethos común y su defensa llevó incluso a participar unidos no sólo en el mayor conflicto bélico que ha visto la humanidad, sino también en el enfrentamiento posterior que dividió al mundo entre dos bloques irreconciliables. Los acuerdos nacidos tras el trauma de la Segunda Guerra Mundial dieron origen a un sistema internacional guiado por normas que buscaban evitar dentro de lo posible que primara en el mundo la lógica del más fuerte y se repitieran los sucesos que desencadenaron ese conflicto. Paralelamente, los acuerdos de Bretton Woods crearon un nuevo orden económico cuya intención fue dejar atrás el proteccionismo de las décadas anteriores y favorece el comercio mundial.

Todo lo anterior parece estar comenzando a venirse abajo tras las decisiones adoptadas por el nuevo Presidente de Estados Unidos. La histórica alianza con Europa atraviesa su peor momento en más de 80 años y su unidad de propósito parece estar en duda. La cita en la Casa Blanca entre el Presidente ucraniano Volodomir Zelensky y su par estadounidense dejó claro que el apoyo de Estados Unidos a Kiev ya no es el mismo. Su conversación días antes con el Presidente ruso Vladimir Putin anunciando el inicio de negociaciones de paz para acabar con la guerra y su calificación de Zelensky como “dictador” habían marcado la pauta, que se profundizó esta semana con la decisión de Washington de suspender su ayuda a Ucrania. El hecho que el líder ucraniano y sus contrapartes europeas hayan asociado el conflicto a la defensa de la democracia liberal, ante la amenaza expansionista e iliberal de Putin no ha sido un factor relevante para Estados Unidos.

Las formas que han guiado las relaciones internacionales, especialmente entre antiguos aliados, también se están desmoronando. El mejor ejemplo de ello fue el discurso pronunciado por el vicepresidente de Estados Unidos JD Vance durante la Conferencia de Munich en febrero pasado. “La amenaza que más me preocupa en Europa no es Rusia, no es China, sino que es la amenaza que viene de su interior”, aseguró, cuestionando a los europeos su compromiso real con la democracia y llamándolos, además, a levantar las llamadas “barreras sanitarias” contra partidos de derecha populista. Un mensaje que dejó “atónitos” a los líderes de la UE. Nunca un representante de un país aliado se había dirigido en esos términos y en ese tono, más aún en su propio territorio. Ello sumado a la posterior decisión de Washington de votar en Naciones Unidas junto a Rusia una resolución sobre la guerra en Ucrania dejó claro que se está diseñando una nueva realidad.

El Presidente de Estados Unidos ha dejado claro, además, su interés de revisar su participación en todos los organismos internacionales en los que interviene su país. Una de sus primeras órdenes ejecutivas apuntó precisamente en esa dirección, precisando que se debe reevaluar la permanencia en cualquier instancia que vaya en contra de los intereses de Estados Unidos. Por ahora, ya se concretó su salida de la OMS además de la Unesco, el Consejo de Derechos Humanos y los acuerdos de París sobre el cambio climático. Washington fue una de los promotores y fundadores de la actual arquitectura internacional creada al alero de Naciones Unidas. Un sistema multilateral que ha sido especialmente útil para países pequeños que no podrían competir en un mundo donde prime la lógica del más fuerte. Sin embargo, según el Presidente de Estados Unidos en muchos casos esos organismos hoy conspiran contra los intereses de su país.

Pero no sólo el orden político internacional está siendo desafiado, reordenando las viejas alianzas, sino que las medidas del nuevo mandatario estadounidense también han puesto en cuestión los propios compromisos que su país impulsó en el pasado para favorecer el comercio mundial y que han sido el eje central del fuerte crecimiento experimentado por el mundo en las últimas décadas. La decisión de imponer aranceles no sólo a China sino también a países aliados como Canadá y México está desatando una guerra comercial que puede no solo terminar generando efectos inflacionarios internos en Estados Unidos, sino que también afectar el crecimiento de la economía global. Además, la poca claridad sobre si los aranceles se mantendrán o serán sólo un instrumento de presión política acrecientan la incertidumbre global. Ya están anunciadas alzas a productos europeos para abril y se estudian para productos específicos, incluido el cobre.

El nuevo escenario está llevando a Europa a redefinir sus políticas de defensa y asumir que los términos de la vieja relación con Estados Unidos cambiaron. Algunos, como el futuro canciller alemán, han puesto en cuestión incluso el futuro de la OTAN, la alianza militar que ha dado sustento a la seguridad europea. Una realidad que, sumada a las aspiraciones expansionistas de Donald Trump en Groenlandia y el Canal de Panamá, cuyos alcances aún son difíciles de ponderar, dan cuenta de un mundo más incierto. El riesgo de que el ordenamiento internacional surgido tras 1945 termine por desmoronarse aparece hoy como una posibilidad real de imprevisibles consecuencias.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.