Opinión

El Papa y las comunicaciones

Estar alertas y facilitar la diversidad y riqueza en los medios, además de la rigurosidad y responsabilidad, pueden ser antídotos para resguardar nuestra convivencia democrática.

El Papa y las comunicaciones

La muerte del Papa Francisco es una noticia imposible de ignorar. Ha sido portada en la gran mayoría de los medios del mundo. En Chile La Tercera, El Mercurio, La Segunda o LUN han hecho lo mismo, repasando los énfasis de su gestión y biografía. En los editoriales destacan diversas facetas del Papa, pero ninguno hizo alusión a sus palabras sobre los medios de comunicación y la prensa.

En 2019 el Papa Francisco dio una entrevista al periodista y guionista español, Jordi Évole, donde habló de “los cuatro pecados” del periodismo y la comunicación. Decía que son “cuatro actitudes que los amenazan continuamente y de las cuales tienen que defenderse”. Veamos a qué se refería y la importancia de analizar cómo se hace el trabajo de quienes ejercemos el periodismo y la comunicación.

La primera amenaza que señaló fue la desinformación. Explicaba que había medios que daban las noticias pero “la mitad nomás, la otra mitad no la doy”. Hacía el punto de cómo eso iba en contra “del derecho que tiene uno de estar informado”. Luego mencionó la calumnia: “hay medios de comunicación que calumnian sin ningún problema” refiriéndose a la importancia de tener fuentes fiables. En tercer lugar analizó la difamación, “que es más sutil todavía. Porque toda persona tiene derecho a la reputación. Y si vos, hace 20 años, pegaste un resbalón en la vida e hiciste una macana, pagaste la cuenta, pagaste la pena. Sos ahora una persona libre y sin mancha. No te pueden sacar por los medios de comunicación una historia que está superada y bien pagada y resarcida”, dijo de manera enfática. Cuando pasó al “cuarto pecado” supo que la palabra que utilizaría era la más fuerte, pero no se detuvo. Describió el amor a la “coprofilia” (atracción fetichista por los excrementos) como la última amenaza. Hay un periodismo que ama “la cosa sucia, el amor a los escándalos. Hay medios que viven de publicitar escándalos, sean o no verdaderos”.

Este año, tres meses antes de su muerte, envió un mensaje escrito a periodistas y comunicadores durante la “59 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales” donde les decía: “en nuestro tiempo, marcado por la desinformación y la polarización, su valiente compromiso es indispensable para poner en el centro de la comunicación la responsabilidad personal y colectiva”.

La prensa tiene un rol y una responsabilidad enorme en el clima de opinión pública, en el tono en que introduce las conversaciones, la selección de las fuentes, la rigurosidad para proyectar las caras de un problema. Hoy convivimos con redes sociales que son consumidas mucho más que los medios, pero están llenas de mentiras, falsificaciones de hechos y hasta suplantaciones. El Papa sostenía que cuidándonos de esos cuatro pecados, “la comunicación sería algo maravilloso. Un comunicador que esté siempre examinando de no caer en esos cuatro defectos, es una flor de comunicador”. Estar alertas y facilitar la diversidad y riqueza en los medios, además de la rigurosidad y responsabilidad, pueden ser antídotos para resguardar nuestra convivencia democrática.

Por Paula Walker, profesora Magíster Políticas Públicas, Universidad de Chile

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