El profesor Fernández
Por Jorge Burgos, abogado
Diez y ocho y medio millones de personas bajo la línea de la pobreza, el 56% de los niños menores de catorce años en esa condición; cuatro millones de habitantes sin acceso al agua potable y alcantarillas, prácticamente sin mercado de compra y venta de divisas, una inflación anual por sobre el 50%, en recesión, y una caída del PIB de algo más de 19 puntos en el último trimestre.
Ustedes creerán a primera reacción que doy cifras de una nación que está o recién sale de un conflicto armado, de una revolución o donde hubo algo parecido al Chavismo. No, estoy hablando de Argentina, de nuestro principal vecino, acaso el país con que más similitudes culturales poseemos. Esa es su fotografía actual; el mismo país en que el genio y valor de San Martín posibilitara, como ninguno, la emancipación de nuestra América, la misma República que ha tenido cinco premios Nobel, dos de ellos provenientes de la medicina, y que despide y llora en estos días a Quino y con él a la insustituible Mafalda.
Culpar al profesor Fernández de este estado de cosas sería un exceso y como tal injusto; son largos años de acumulación de errores en políticas públicas, pero por Dios que ha hecho poco por salir de este estado. A comienzos de su gobierno -la verdad, bien compartido con la vicepresidenta- poseedor de una votación más que respetable, se recetó el tono pausado, algo pedagógico, lo ocupó tanto en lo doméstico como en lo internacional y a nosotros nos tocó una cuota del tonito, primero a partir de los acontecimientos post 18 de octubre, siempre con algo así como “yo sabía que iba a pasar”, y luego en comienzos de la pandemia, poniéndonos como ejemplo de un mal enfrentamiento de la peste.
Hoy los datos de letalidad, mortalidad y tasa de contagios van diciendo que allende Los Andes en esta área no hay mucho que enseñar, solo resta la esperanza que las cosas vayan mejor. Que caro se paga cuando se ejecutan en un país políticas que depredan los fondos de pensiones, cuando la certeza jurídica no vale nada, cuando se desprecian las políticas fiscales, cuando la autoridad monetaria recibe órdenes del encargado del gasto, cuando la máquina de emitir funciona sin límites, cuando no se paga lo que se debe, cuando se desalienta la inversión extranjera o a los que están se les hace la vida imposible. Que nos sirva de lección ahora que se nos aproximan tantas e importantes definiciones para el futuro de nuestro país.
Profesor, menos Zoom dando recetas, mejore sus asesores internacionales, menos desgaste intentando artilugios para evitar que la justicia sancione a los corruptos, aunque corra riesgo su dupla gobernante. No vaya a ser cosa que termine pareciéndose al maestro del tango “Chorra” profesor de cachiporras.
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