El rol de los economistas
"Esther Duflo, ganadora del premio Nobel de Economía el año 2019, describe en su discurso de la reunión anual de la American Economic Association el rol de los economistas como el de los plomeros, mejor conocidos como gásfiter en nuestro país".
Mirando al Chile de los próximos diez años se vislumbran varios desafíos para nuestra economía. La población está envejeciendo y el sistema de pensiones, si bien no era perfecto, ha sido prácticamente descuartizado en el último año.
Las habilidades que demanda el mercado laboral están cambiando rápidamente, pero nuestro sistema de educación superior se sigue basando en carreras excesivamente largas y profesionalizantes. La oferta académica se ha mantenido prácticamente igual, y aunque hay muchos recursos comprometidos para expandir la gratuidad, el diseño de esa política no tiene ningún componente que provea incentivos para elegir y ofrecer programas que estén más alineados con los retornos del mercado laboral.
Nuestro sistema de salud es relativamente eficiente, en el sentido que Chile tiene buenos resultados en indicadores de salud en relación a su gasto, pero el sistema público está colapsado y es urgente expandir y acelerar el acceso a cuidado de calidad.
En los últimos años hemos visto una ola de inmigración sin precedente. Esto puede ser una gran oportunidad para el país, pero para que esto ocurra es fundamental tener buenas políticas para que estas nuevas familias se adapten e integren en el mercado laboral y otros aspectos de la sociedad.
Chile sigue siendo un país con mercados chicos y una elite excesivamente concentrada, lo que es una permanente amenaza a la libre competencia. Si bien hemos progresado mucho en el desarrollo de una institucionalidad para protegerla, la naturaleza de muchos mercados está cambiando radicalmente, lo que trae consigo desafíos respecto de cómo promover mercados más competitivos sin que esto implique un freno a la innovación y productividad.
La lista de desafíos económicos es interminable: cambio climático, vivienda, política monetaria y fiscal, modernización del Estado, entre muchos otros temas. Y la única forma de ser exitosos en atacar estos desafíos es implementar políticas públicas bien diseñadas, y no con buenas intenciones respecto de los resultados de dichas políticas. Sin embargo, nos encontramos en un momento en el que el conocimiento técnico está completamente desprestigiado. En este contexto, ¿qué rol juegan los economistas?
Esther Duflo, ganadora del premio Nobel de Economía el año 2019, describe en su discurso de la reunión anual de la American Economic Association el rol de los economistas como el de los plomeros, mejor conocidos como gásfiter en nuestro país.
¿Qué hacen los plomeros? Todos los hemos visto llegar a nuestras casas con las mangas arriba, herramientas en mano y una linterna para ver en lugares oscuros. Lo primero que hacen es ponerse de rodillas, agachar la cabeza y ensuciarse las manos tratando de entender dónde está la falla y cuál podría ser la solución. Su aproximación tiene bastante de teoría, obviamente: saben cómo funcionan las cañerías y eso les da una idea de dónde buscar qué podría estar generando el problema. Pero luego de una inspección, toman una aproximación absolutamente empírica al problema: básicamente una iteración de prueba y error. Ajustan una tuerca, dan el agua. Vuelven a probar con un ajuste en otro lugar. Inspeccionan las piezas, cambian un par. Y vuelven a probar. Y una vez que terminan de arreglar el problema actual, siempre hay algo más, anteponiéndose a futuros problemas: “también le voy a cambiar esta goma que está gastada, reforzar esta sección que en algún momento podría ceder, y le recomiendo que una vez al mes la limpie con este producto”.
Los economistas deberían tomar un rol similar en el diseño de las políticas públicas. Buscar qué es lo que funciona en el mundo real, donde la teoría y los papers dan poca luz de qué alternativa tomar, ni de cuánto importan y cuáles son los detalles de implementación clave para el contexto específico en que se está trabajando. Eso implica meterse en los detalles de implementación, analizar los procesos, recolectar datos y experiencias, hablar con los usuarios. Esto suena mucho menos glamuroso que involucrarse en las discusiones de si queremos más mercado o más estado, pero es lo más efectivo si realmente se quiere cambiar la vida de las personas y gastar bien los recursos del Estado. Obviamente, también es importante estar en la discusión general de qué políticas se van a implementar. Pero el rol no llega hasta ahí. Por el contrario, ese es solo el principio: para lograr políticas efectivas, los detalles son tan importantes como los principios generales. Y mejorar los detalles requiere menos discusiones ilustradas y más subirse las mangas y usar las herramientas económicas para experimentar, analizar y reajustar. Tal como lo haría un plomero.
Ojalá tengamos más economistas plomeros involucrados en el diseño de las políticas de los próximos diez años en Chile. Como leí una vez por ahí: policy outcomes don’t care about your intentions.
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