El rol del Estado
La necesidad de fortalecer el rol del Estado también exige modernizar su gestión. Debido a que la responsabilidad es grande, necesitamos un Estado que funcione bien, con eficiencia y eficacia, permitiendo que los recursos sean aprovechados de forma adecuada (...)
El 25 de octubre pasado fue un día memorable por varias razones. Por la conciencia cívica manifestada en las urnas. Por la cantidad de personas que fueron a votar. Por el rápido cómputo de los resultados. Por el incuestionable triunfo del Apruebo y la convención constitucional. Por dar cuenta que no estamos polarizados. Por haber sido un día pacífico. Es importante valorar ese día; los pasos que damos hacia un compromiso con la democracia y con nuestro país.
El 25 de octubre también fue importante porque marcó el pitazo inicial de la discusión nacional sobre la nueva Constitución. Ya no cabe duda, en poco más de un año y medio tendremos una nueva Constitución. Falta la definición de su contenido y el plebiscito de salida, pero creo que el casi 80% de las personas que se manifestó a favor del Apruebo, representan un claro llamado a que los y las constituyentes que salgan elegidos deben hacer su mejor esfuerzo para ponerse de acuerdo en un texto que permita definir el rumbo de los próximos cuarenta años del país. Habrá que estar a la altura de las circunstancias.
Ya que el mecanismo está definido y los plazos son claros, es importante retomar la conversación sobre los contenidos. Y digo retomar porque muchas personas llevan años conversando sobre la necesidad de una nueva Constitución y cuáles deberían ser los temas a abordar. Puedo anticipar que uno de los grandes temas en discusión va a ser el rol del Estado. En ese sentido, y promoviendo una discusión sobre contenidos, propongo tener presente tres elementos que puedan definir dicho rol.
El primer elemento, es que existen algunas áreas de desarrollo social en que el Estado tiene que tener un rol activo y un deber preferente para abordarlas, entendiendo que el suministro de ciertas atenciones no puede ser dejado al azar o depender como primera fuente de desarrollo de la iniciativa privada, sino que se requiere de una planificación a nivel nacional para asegurar que dicha atención llegue a todos y todas. Estas áreas son educación, salud y seguridad social, principalmente representada en las pensiones. El segundo elemento, es que dicho rol preferente del Estado no es equivalente a un rol exclusivo o excluyente, sino que puede ser perfectamente complementado con iniciativas de particulares. En otras palabras, esta mirada panorámica del país y comprometida con el bienestar de todos los chilenos y chilenas, no implica una estatización de esa atención o servicios, o que solo el Estado pueda participar de las áreas de educación, salud o pensiones. Pero sí implica la necesidad de diferenciar el rol del Estado frente al privado, en el sentido de entender que el privado puede colaborar, pero no le corresponde asumir la responsabilidad por todo o gran parte del sistema, porque la responsabilidad del diseño global recae en el Estado. Un tercer elemento radica en entender que la necesidad de fortalecer el rol del Estado también exige modernizar su gestión. Debido a que la responsabilidad es grande, necesitamos un Estado que funcione bien, con eficiencia y eficacia, permitiendo que los recursos sean aprovechados de forma adecuada y que la tecnología cumpla un rol fundamental para agilizar los procesos internos y de atención a los usuarios. Creer en el Estado también implica exigirle que cumpla bien su labor.
En definitiva, así como el resultado del plebiscito dio cuenta que no somos el país polarizado que algunos retrataban, si empezamos a conversar sobre el contenido de la Constitución estoy segura de que podremos encontrar varios puntos de encuentro que también diluirán posiciones radicalizadas o extremas, confirmando que existen las capacidades, conocimientos y disposición necesarias para emprender esta labor y genuinamente construir la casa de todos.