El sillón de don Otto y la democracia

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SEÑOR DIRECTOR:

Por estos días se discuten cambios a la legislación electoral, ad portas de las próximas elecciones de alcaldes, concejales y gobernadores. Lamentablemente, una vez más, las modificaciones se discuten en el entorno de un evento electoral, lo que inevitablemente sesga la discusión.

Una de las posibles modificaciones es la eliminación de la multa a quienes no cumplan con la obligación de votar. Demás está decir que el voto obligatorio sin sanción debilitará la intención original de que la ciudadanía cumpla con el único deber asociado al goce de los derechos de vivir en un sistema democrático: ir una vez al año o cada dos años a expresar su opinión.

El sistema de fiscalización y sanción es mejorable. La capacidad de los juzgados de policía local se ve superada por el número de ciudadanas y ciudadanos que no van a votar para un evento específico. Pero esto sucede porque el sistema carece de mecanismos que eliminen de dicho número a quienes por razones obvias debieran ser liberados de tal obligación. Mejorar la comunicación entre el padrón electoral con otras bases de datos, como la de policía internacional, sería un paso positivo. Asimismo, establecer formas de justificar la ausencia en forma previa o posterior a la votación vía online, antes de que el juzgado de policía local proceda a la citación, ayudaría a alivianar su trabajo, así como a evitar la molestia e indignación de quienes reciben las citaciones. En los tiempos de la inteligencia artificial, no parece ser una aspiración descabellada.

Hagamos el trabajo y no votemos por botar el sillón de don Otto. Lo contrario es una forma implícita de volver al voto voluntario.

Juanita Gana

Exconsejera del Servicio Electoral de Chile

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