El tiempo se nos agota
"La evidencia es contundente. Debemos trabajar de forma imperiosa para buscar nuevas alternativas para reforzar el suministro hídrico de cara a la población, aún en condiciones tan extremas como las que se avizoran."
Los números son claros. En 2019 experimentamos el año más seco de los últimos dos siglos, y hoy, dos años después, el panorama es mucho más desalentador: entre junio y julio se registraron apenas 23 mm de agua caída en Santiago, con un déficit de 86% en comparación a años considerados normales. Mismo fenómeno se observa respecto de la de acumulación de nieve. El balance hídrico dado a conocer la semana pasada por el Ministro de Obras Públicas, Alfredo Moreno, presenta un panorama desolador.
A su vez, el estudio “Megasequía: Diagnóstico, impactos y propuestas” del CEP, presentado a principios de este año, estima que a 2040 Chile será uno de los 30 países con mayor estrés hídrico si es que se mantienen las condiciones climatológicas actuales. El escenario es realmente adverso si se complementa, además, con las proyecciones de disminución en el aporte de los glaciares al caudal del río Maipo, los que podrían descender 75% a fines de este siglo, según estudio del centro de investigación científica Cetaqua.
La evidencia es contundente. Debemos trabajar de forma imperiosa para buscar nuevas alternativas para reforzar el suministro hídrico de cara a la población, aún en condiciones tan extremas como las que se avizoran. El despliegue de inversiones e infraestructura más resiliente, la exploración de nuevas fuentes hídricas, la recarga de acuíferos y obras de desalación, son iniciativas que -dada la urgencia de la situación- es necesario acelerar aún más para avanzar a paso firme.
Ese es nuestro foco, y, en ese escenario, la reutilización de aguas depuradas en las biofactorías juega un rol fundamental. Representa una alternativa concreta y real, con resultados probados en diversos lugares como California, Singapur y algunas regiones de España, siendo una solución, además, sustentable y amigable con el medioambiente. Economía circular en su máximo esplendor, pues le otorga una segunda vida al agua y permite hacer un uso cada vez más eficiente.
Solo en el último año, las biofactorías depuraron más de 508 millones de m3 de aguas residuales, devolviéndolas a los cauces naturales. Esto es el equivalente a más de 2,3 veces la capacidad total del Embalse el Yeso, lo que gracias al reúso podría convertirse en una reserva estratégica y ser utilizada como fuente alternativa, reemplazando el uso de agua potable y agua cruda para diversos fines como son el agrícola, el riego de plazas, jardines, grandes áreas verdes o centros deportivos.
Para tener éxito en esta gestión se requiere del trabajo colaborativo entre las empresas, autoridades y sociedad civil. Ejemplo de ello es la gestión mancomunada y permanente que se ha realizado en la Región Metropolitana con los Canalistas de la primera sección del río Maipo y la Junta de Vigilancia, quienes han trabajado de la mano para priorizar el agua destinada al consumo humano, y cuya buena disposición ha sido clave.
Del mismo modo, como compañía hemos trabajado - y lo seguiremos haciendo - mano a mano con la autoridad para hacer frente a este escenario, a través de la construcción de más y mejor infraestructura, exhaustivos planes de sequía, mejoramiento de la red de alcantarillado y campañas dirigidas a la ciudadanía para hacer un uso cada vez más responsable, además de alianzas con municipalidades, entre otros. En esta cruzada queremos continuar siendo un aliado para la sociedad, entendiendo que somos un actor importante en la Región Metropolitana y que tenemos un compromiso con la ciudad.
El cambio climático llegó para quedarse y sus consecuencias están a la vista. Nos queda asumir este desafío con sentido de urgencia y conscientes de que, si no se toman ahora medidas de largo aliento, cada año será más difícil. Esta nueva realidad, debemos enfrentarla entre todos, pues el tiempo se agota.
* La autora es Gerenta general de Aguas Andinas