Empezar de nuevo: la oportunidad de la trazabilidad
Por María Soledad Martínez, doctora en Salud Pública y académica de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile
La propuesta publicada recientemente por el Colegio Médico es un acierto desde varios puntos de vista. Primero, porque propone revisar y fortalecer la gobernanza de la pandemia, incorporando a expertos externos al Minsal en la toma de decisiones y agregando una instancia estratégica compuesta por distintos actores sociales. En la actualidad, si bien existe un Consejo Asesor integrado por reputados especialistas en la materia, no es claro el proceso por el que sus recomendaciones son o no consideradas, o cómo la autoridad de Salud le entrega información apropiada para realizar sus evaluaciones. El cambio de gobernanza propuesto aumenta la transparencia de este proceso, lo que es esencial para la legitimidad social de las decisiones y su comprensión y aceptación por parte de la población.
En segundo lugar, la propuesta avanza en renovar el plan Paso a Paso a través de una estrategia que, si bien supone costos importantes en su inicio, se encuentra fundamentada en evidencia comparada y representa una respuesta adecuada frente al momento epidemiológico crítico que vivimos. El llamado “cortocircuito”, es decir un confinamiento estricto que disminuya la movilidad lo más posible, permitiría crear una ventana de oportunidad para reforzar la trazabilidad y de esta manera reducir al máximo y, eventualmente, cortar la cadena de contagios, algo que no ha podido lograrse con las estrategias actualmente vigentes. Esto, porque cuando existen muchos casos el testeo, trazabilidad y aislamiento, es casi inabarcable. Por cierto, una medida como ésta requeriría de un consenso amplio, comunicación efectiva, planificación y recursos, además de una coordinación precisa con cada municipalidad en el desarrollo de planes locales, pero se encuentra validada por la experiencia de países como Nueva Zelanda y Australia, que han sido efectivos en contener la pandemia.
En tercer lugar, la propuesta mejora y clarifica las fases del plan, aumentando la consistencia y fundamentación técnica de las actividades permitidas. Así, por ejemplo, se permiten actividades al aire libre, que tienen riesgo más bajo de contagio, antes que actividades en lugares cerrados. Se hace cargo, además, de la necesidad planteada por Unicef de que las escuelas sean “las primeras en abrir y las últimas en cerrar” por el gran impacto que tiene la pandemia sobre todo en los niños más vulnerables.
Todavía es necesario incluir con mayor fuerza la implementación de una estrategia de trazabilidad desde el primer momento, asignando una cantidad sustantiva de recursos para lograr cortar la cadena de contagio, además de revisar la estrategia desde el nivel central con el fin de permitir a los servicios de salud y las comunas generar planes hechos a la medida de su realidad local. Estos recursos adicionales no solo se requieren para el testeo y la trazabilidad, sino también para asegurarse que las personas cumplan con el aislamiento, apoyándolos económica y socialmente, y fiscalizando su cumplimiento adecuadamente
Finalmente, es necesario reiterar que la emergencia que enfrentamos no es solo un problema sanitario sino social, lo que implica incluir a las personas en el diseño de políticas que se hagan cargo de los problemas que ellas mismas identifican. Solo de esta manera podremos enfrentar integralmente la pandemia con un plan claro, compartido y efectivo.
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