Empresa nacional del litio
Por Rolf Lüders, economista
Chile es uno de los países con abundantes y fácilmente asequibles reservas de litio, mineral utilizado -entre otras cosas- en la producción de baterías para los automóviles a propulsión eléctrica, cuya manufactura se expandiría rápidamente en las próximas décadas. En vista de ello y por su parte, el gobierno ha licitado internacionalmente el derecho de explotación de reservas, proceso que está en sus últimas etapas. Por otra parte, representantes del gobierno electo -que ha propuesto crear una Empresa Nacional del Litio e industrializar el mineral- le han pedido al gobierno suspenda tal licitación.
El tema incide directamente en el debate sobre el rol del Estado y, por ende, del así llamado modelo económico. Los sistemas socioeconómicos se pueden caracterizar por el papel del Estado y por aquel de la política comercial. Las economías centralmente manejadas (socialistas) tienden a tener un Estado que asigna directamente los recursos, en cambio las economías de libre mercado tienden a otorgarle a estos últimos un rol determinante en esa tarea.
De los conceptos del párrafo anterior se infieren los diversos grados de libertad individual que existirán en los países con uno u otro esquema económico-social, asunto clave sobre el cual no profundizaremos esta vez.
Pues bien, las economías centralizadas han fracasado por buenas y conocidas razones (Hayek, 1945). Pero los mercados también fallan, entre otros motivos por la existencia de bienes públicos y de monopolios y monopsonios, y porque el resultado del ejercicio económico no necesariamente es considerado equitativo.
Es importante destacar que quizás solo Corea del Norte continúa teniendo una economía centralizada y que en todos los demás países los recursos se asignan utilizando tanto al Estado como al mercado. En particular, en materia de emprendimiento y en mercados razonablemente competitivos, el esquema prevaleciente -avalado por la práctica y por el análisis de costo-beneficio (Vickers y Yarrow, 1988)- es uno de empresas privadas interactuando en mercados libres.
La experiencia de Chile sobre la materia es concordante con lo señalado (Hachette y Lüders, 1992) y es en ese contexto que hay que evaluar la conveniencia de crear una Empresa Nacional del Litio, en vez de permitirle a empresas privadas competitivas rivalizar por obtener parte de las reservas nacionales y luego explotarlas.
En efecto, la licitación, si está bien hecha, asegura que el Estado capte las rentas que pudieran extraerse de la explotación del mineral, producto de su supuestamente superior calidad y ubicación en Chile. En cambio, dada nuestra experiencia como también aquella internacional, no es nada de baja la probabilidad de que la nueva empresa estatal -por ineficiente- termine teniendo altos costos para el erario nacional.