Enemigo del desarrollo
SEÑOR DIRECTOR:
El Estado chileno parece decidido a consolidarse como el mayor obstáculo para el desarrollo del país. El caso reciente del Sistema de Evaluación Ambiental (SEA), que exigió a Cencosud incluir “perspectiva de género” en el diseño del nuevo centro comercial en Vitacura, es solo el último ejemplo de una burocracia que asfixia la inversión y la generación de empleo.
Primero fueron agrupaciones mapuches que, además de pedir el cambio de nombre del mall, exigieron hasta solicitar permiso a los “espíritus” del lugar donde se construirá el centro comercial. Ahora, la inclusión de la “perspectiva de género” se ha convertido en un nuevo requisito para la aprobación de proyectos privados. Este tipo de demandas, lejos de aportar valor real, parecen diseñadas únicamente para trabar iniciativas, desalentando el crecimiento en un país que necesita urgentemente reactivar su economía.
Lo más grave es que este nivel de absurdo ha dejado de ser la excepción y se ha convertido en la regla. Las consecuencias están a la vista: Chile ha perdido posiciones clave entre las mejores economías de la OCDE, una señal clara de que la competitividad del país se está erosionando a pasos agigantados.
Es irónico que mientras se discute en el Congreso un proyecto de ley para reducir la “permisología” que paraliza las inversiones, el gobierno siga imponiendo trabas injustificadas a proyectos que generan empleo y dinamizan la economía. Este doble discurso revela que a la izquierda no le interesa que el país crezca. Su verdadero interés es cobrar más impuestos y aumentar el tamaño del Estado, siempre a costa de los ciudadanos y del futuro de Chile.
Cristián Araya L.
Diputado del Partido Republicano