¿Cómo enfrentamos la preocupante falta de profesores?
Recientemente, la Fundación Elige Educar publicó un estudio con el análisis y proyección de la dotación docente en Chile. Éste arroja cifras que no debiésemos pasar por alto. Al año 2025, se proyecta que podrían faltar más de 32.000 profesores idóneos en nuestro país. Para algunas regiones la proyección es especialmente crítica, llegando a representar para Atacama un 42% del total de profesores que se necesitarán para esa fecha.
La paradoja es que esta potencial escasez se genera en parte por importantes avances logrados el último tiempo para la profesión docente. Uno de los factores es el aumento de las exigencias a las instituciones que imparten las carreras de pedagogía. Esto ha llevado a que se cierren o disminuyan su matrícula instituciones de menor calidad, lo que ha significado una reducción del 30% sobre el número total de estudiantes de pedagogía en el sistema desde el año 2010 aproximadamente.
El otro factor que generaría el potencial déficit es el anhelado aumento de horas no lectivas para profesores en ejercicio impulsada por la Ley de Carrera Docente. Esta medida aumenta la proporción de horas de trabajo fuera de la sala de clases en proporción a las horas que el docente está directamente enseñando. Según señala el estudio, el aumento de la proporción de horas no lectivas, importante y necesario para una mejora en las condiciones laborales de los docentes, implica una mayor contratación de horas lectivas y por lo tanto un requerimiento mayor de profesores en ejercicio.
Urge entonces atender este tema para que se puedan sostener en el tiempo las positivas medidas en las que hemos decidido avanzar como país. El estudio plantea tres focos de acción para abordarlo: atracción, retención y reinserción.
En cuanto a retención, contamos actualmente en Chile con altísimas tasas de deserción. 40% de los profesores sale de la sala de clases durante sus primeros 5 años de ejercicio.
El desarrollo del liderazgo directivo con foco en acompañar y desarrollar a sus profesores, junto con la implementación del ambicioso Sistema Nacional de Inducción para entregar mentoría a los profesores en sus primeros años de ejercicio, serán desafíos importantes a atender si queremos que efectivamente la escuela pública sea un lugar deseable para trabajar y desarrollarse.
La discusión pública estas últimas semanas se ha centrado en el proyecto de Admisión Justa y los liceos de Alta Exigencia Académica. Junto con resolver esos casos específicos de nuestro actual sistema educacional, surge la pregunta: ¿cómo avanzamos para que todos nuestros niños y niñas puedan desarrollar su máximo potencial en la escuela? Sabemos que los profesores juegan un rol fundamental para cumplir esa promesa. Cabe entonces enfrentar el potencial déficit de profesores con decisión y voluntad por parte de todos quienes estamos involucrados en el sistema.
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