Equidad de género como criterio en la acreditación de las instituciones de educación superior en Chile

Estudiantes Universitarios
Foto: Andrés Pérez/Archivo


Las instituciones de educación están inmersas en una sociedad y replican lo que sucede en ella, a pesar de que muchas personas esperaríamos que los grandes cambios sociales y culturales emergen de allí. Uno de los retos más desafiantes que enfrentan las instituciones de educación superior en Chile, y en casi todo el mundo, es eliminar la desigualdad de género que existe y se reproduce en su interior.

Las universidades han sido históricamente espacios poco amigables para las mujeres, quienes durante siglos ni siquiera tuvieron acceso a ellas. En el siglo XIX, las mujeres lograron ingresar a la educación superior, incrementando de forma progresiva su presencia.

Actualmente en Chile, por ejemplo, persisten brechas verticales y horizontales. A pesar de que entran más mujeres a la universidad y se titulan más, estas no están representadas de igual forma en los cargos de liderazgo a nivel laboral. Hay estudios que muestran desigualdades en las evaluaciones, en el otorgamiento de reconocimientos, cartas de recomendación etc.

Las brechas horizontales se observan en un acceso y permanencia diferencial por áreas y disciplinas, donde las mujeres acceden a carreras relacionadas a su rol tradicional de cuidados, desempeñándose menos en las áreas STEM (por sus siglas en inglés: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). De hecho, el más reciente informe de ONU Mujeres muestra que Chile posee un 34% de mujeres en estas áreas, lejos de la paridad que poseen siete países de Latinoamérica y el Caribe. Es importante que ingresen más mujeres en STEM, así como que se valoren más las disciplinas del cuidado. Tampoco podemos olvidar las lamentables situaciones de acoso, hostigamiento y violencia de género en las instituciones de educación superior chilenas.

En abril del 2019, las universidades estatales entregaron siete medidas sobre equidad de género al Ministerio de Educación, además de suscribir un acuerdo con dicho Ministerio para hacerse cargo en parte de la desigualdad de género presente en la educación superior. De hecho, en el texto de la Ley sobre Universidades del Estado, se releva la equidad de género como uno de los “principios vinculantes que guían el quehacer de las universidades del Estado y que fundamentan el cumplimiento de su misión y de sus funciones”.

Sin embargo, cuando hablamos de institución de educación superior superamos con creces las 18 universidades estatales, se deben considerar universidades privadas tradicionales y no tradicionales, institutos profesionales, centros de formación técnica, y establecimientos de educación superior de las fuerzas armadas de orden y seguridad, superando en total las 150 instituciones a nivel nacional.

La Ley 21.091 establece que la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) deberá elaborar una primera propuesta de los criterios y estándares de calidad para el sistema de educación superior. En enero del 2019, la Comisión consultó la opinión técnica de las instituciones de educación superior, así como también la de comités consultivos compuestos por expertos/as, consulta que debía realizar por ley, teniendo plazo este 30 de septiembre para conocerse finalmente, sin tenerse hasta ahora información sobre qué criterios serán implementados.

Dentro de los aspectos que actualmente se analizan están docencia de pregrado, docencia de postgrado, investigación, vinculación con el medio y gestión institucional.

La incorporación de la variable género transversalmente en la definición de los criterios y estándares por parte de la CNA es prioritario para poder avanzar en la erradicación de la violencia de género, y para generar el espacio que merece el talento femenino en las instituciones de educación superior en Chile. Sólo un cambio de ese tipo en las instituciones responsables de la formación técnico y profesional implicará una transformación real en las vidas de muchas personas.

*Adriana Bastías, presidenta Asociación Red de Investigadoras

*Mahia Sarascotti, directora Cátedra Unesco Niñez/Juventud, Educación y Sociedad

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