
Equidad, mérito y eficiencia para el SAE

Entre las críticas al Sistema de Admisión Escolar (SAE) hay algunas justificadas y otras que no tienen asidero. Se le echa la culpa al SAE de que algunos niños no queden asignados en ningún colegio. La única razón por la cual un niño no queda asignado es porque la demanda en el territorio es mayor que la oferta escolar. La escasez de oferta no es un problema que pueda resolver el SAE ni ningún sistema de admisión, pero la ventaja del SAE es que nos da a conocer la oferta, la demanda y las preferencias de las familias, lo que permite anticiparse. Otro reclamo frecuente es que no todos los estudiantes quedan asignados en su primera preferencia. Es verdad, el SAE ni ningún sistema de admisión puede asegurar eso. El resultado en la asignación depende directamente de la concentración de la demanda. Para que se hagan una idea, el 11% de los establecimientos en Chile concentra el 50% de las primeras preferencias. Estas cifras nos dan cuenta de la falta de oferta escolar atractiva para las familias; ese es el problema fundamental. Con todo, el SAE logra asignar al 53% de los postulantes a su primera preferencia y al 70% en alguna de sus tres primeras preferencias gracias a su algoritmo que maximiza las preferencias de las familias. El SAE asegura que sean las familias las que elijan los colegios y es eficiente en la asignación, asegurando que la mayor cantidad de niños quede asignada en alguna de sus preferencias, algo que el antiguo sistema no puede asegurar. De hecho, en el nivel de prekínder el SAE es altamente eficiente, 80% de los niños queda asignado a su primera preferencia y el 96% a alguna de sus preferencias. El SAE pierde eficiencia en el grupo de estudiantes que se cambia voluntariamente de colegio, solo uno de cada tres queda en su primera preferencia; esto se debe a que hay menos vacantes disponibles.
Pero hay otras críticas que sí tienen asidero. Una de ellas tiene relación con el mérito o rendimiento académico. Se reprocha que el actual sistema es ciego ante el rendimiento académico de los estudiantes. Hay quienes consideran injusto dejarle al azar la asignación de vacantes altamente demandadas y no considerar el rendimiento académico. Asimismo, se critica el debilitamiento que han sufrido los Liceos de Alta Exigencia al limitar en 30% el porcentaje de matrícula que pueden seleccionar por rendimiento académico.
Este y otros cuestionamientos fueron abordados por la Mesa Técnica del SAE, que me tocó presidir, y cuyo Informe con recomendaciones fue entregado la semana pasada al Ministro de Educación. La pregunta que me orientó a la hora de la deliberación fue cómo equilibrar en el SAE mérito y equidad. Si bien el azar juega un rol muy menor en el SAE (sólo el 18% de los cursos que ofrecen vacantes tiene sobredemanda y un porcentaje importante de esas vacantes se llenan con hermanos), incluir el rendimiento académico entrega una señal simbólica importante. En esta línea, la Mesa sugiere que los establecimientos con sobredemanda puedan, si lo desean, priorizar a los estudiantes que se ubican dentro del 5% de mejor rendimiento de su colegio de origen a partir de séptimo básico. La definición de este porcentaje buscó minimizar los efectos en términos de la equidad.
En relación con los Liceos de Alta Exigencia, de forma unánime la Mesa sugiere fortalecer estos proyectos educativos, permitiéndoles seleccionar hasta el 80% de sus estudiantes a partir de séptimo básico. Con todo, estos liceos son una excepción a la regla, su número debiera ser acotado y no superar el 5% de los liceos del país. Nuevamente, se busca conciliar el premio al buen rendimiento minimizando sus efectos en el sistema.
Los cambios aquí propuestos son muy acotados en su alcance y, sin embargo, de alta relevancia para la ciudadanía, pues lo que está en discusión es la justicia del sistema.
Por Sylvia Eyzaguirre, investigadora CEP
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