¿Es la corta Ley de Isapres el comienzo de la reforma?

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La salud, un pilar fundamental en la vida de los chilenos, se encuentra navegando por aguas turbulentas, enfrentándose a un horizonte de complejidades que han tocado los límites de una crisis persistente. Los ciudadanos, ya agotados, enfrentan interminables esperas y extensas listas para cirugías no AUGE y consultas GES oncológicas, poniendo de manifiesto un evidente déficit en la planificación sanitaria y socavando la confianza en nuestra capacidad para abordar y resolver los problemas que afectan tanto al sector público como al privado.

En este escenario, resalta la prórroga solicitada para iniciar el análisis de las propuestas de la comisión experta que asesora a la Comisión de Salud del Senado en lo concerniente a la Ley Corta de Isapres, que pese a contar con la aceptación de la Comisión de Salud del Senado, resalta una crítica latente sobre el liderazgo de las autoridades sectoriales. La falta de coordinación y un aparente déficit en el sentido de urgencia han sido, sin duda, actores protagónicos en este escenario de incertidumbre. Sin perjuicio de ello, las eventuales soluciones, sean definitivas o transitorias, no verán la luz antes de marzo de 2024, debido a los plazos requeridos para su discusión.

A ello se suman las movilizaciones gremiales, resultantes del fin de la alerta sanitaria y de la desvinculación de miles de trabajadores que han sido pilares de las redes asistenciales y las Seremis en diversas funciones, afectadas por las limitaciones presupuestarias de este año. Además, las movilizaciones en la APS, a percepciones de escaso incremento del per cápita para el 2024, no han considerado la productividad de estos trabajadores como una herramienta válida y demostrable de su importancia en la capacidad resolutiva de las redes públicas.

A esta situación, de por sí ya compleja, se suman “errores no forzados” que perfectamente podrían evitarse. Es el caso de los graves problemas de abastecimiento de insumos y una cuarentena de productos farmacéuticos de uso masivo, que llevó a la suspensión de cientos de cirugías. Este desajuste ha magnificado las desconfianzas y fomentado una percepción de descontrol en la gestión de emergencias.

Los problemas pendientes en torno a la salud son alarmantes y, claro está, requieren ser abordados con urgencia. Por ello, creemos que dar viabilidad al sistema mixto como parte del proyecto de Ley Corta de Isapres es crucial para ofrecer certezas a los miles de pacientes en terapias activas. Esta prórroga solo alarga su incertidumbre, aunque también podría aumentar las chances de llegar a un acuerdo beneficioso para evitar el colapso del sistema con sus consecuencias imprevisibles.

Urge una solución equilibrada, capaz de iniciar la transición hacia una reforma profunda de la salud en Chile.

Por Luis Castillo Fuenzalida, decano de Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Autónoma de Chile, y Patricio Fernández Pérez, académico, Universidad Autónoma de Chile

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