¿Es sostenible subir más el salario mínimo en Chile?
Por Alexandre Janiak y Jonathan Rojas, Instituto de Economía UC
El reciente premio Nobel otorgado a Card, Angrist e Imbens ha revivido la discusión acerca del salario mínimo en Chile. En efecto, la famosa investigación en que Card aplicó junto con Krueger la metodología de los experimentos naturales fue justamente el análisis de la subida en el sueldo mínimo en New Jersey y su comparación con lo que pasó en el Estado vecino de Pennsylvania, donde no se había subido el sueldo mínimo. Concluyeron que la política no perjudicó el empleo en los restaurantes de comida chatarra.
¿Podemos concluir que el salario mínimo no es dañino para el empleo? Los experimentos naturales son difícilmente generalizables dado que se realizan en un contexto particular. En Estados Unidos, el salario mínimo es tradicionalmente bajo. En este contexto, varios economistas sugieren que subirlo no perjudicaría el empleo estadounidense si las empresas pagan poco en comparación con lo que obtienen de sus ventas. Sin embargo, en un contexto donde el sueldo mínimo es alto, quedaría poco espacio para aumentos adicionales si lo que se paga se acerca mucho a lo que se obtiene de las ventas: subidas adicionales podrían perjudicar la creación de nuevos empleos.
En los últimos años, el salario mínimo en Chile ha tenido aumentos extraordinarios. Si era de apenas $172.000 a fin del año 2010, hoy se ubica en $337.000. Esto sugiere un aumento anual promedio del 6,3% sobre el periodo, que seguramente bajó sustancialmente la desigualdad de ingreso en el país. Es difícil saber si aumentos adicionales perjudicarían o no al empleo, pero uno puede hacer comparaciones con otros países para entender cuánto el salario mínimo presiona la distribución de salarios en la economía. Por ejemplo, un estadístico usado comúnmente es el cociente del salario mínimo sobre el salario mediano. Usando la Encuesta Suplementaria de Ingresos de la INE, determinamos que, en el año 2018, el salario mínimo equivalía a un 50% del salario mediano de los trabajadores formales. Los países de la OCDE no suelen presentar cocientes más altos. Por ejemplo, para el año 2010, los autores Boeri y van Ours reportaron en su libro que este cociente era del 39% en Estados Unidos, 44% en Canadá y España, 47% en Holanda, 54% en Australia y 60% en Francia. Otra medida útil para entender cuánto de alto es el nivel del salario mínimo es la proporción de los empleados que cobran el mínimo o menos: a mayor nivel del salario mínimo, mayor será esta proporción. Usando la misma encuesta, calculamos que esta proporción es del 6,1% en Chile para el 2018. Este número está dentro de los rangos de la Eurostat que sugiere que fue menor al 6,1% en Holanda o 6,6% en Alemania.
Aunque es difícil saber si tenemos espacio para subir más el salario mínimo en Chile, estos datos sugieren que el nivel actual de éste no es bajo en comparación con el resto de los salarios pagados en la economía.
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