Esto recién comienza
La mega elección del 15 y 16 de mayo vino a cristalizar aquello que el estallido social de octubre de 2019 mostró con enorme fuerza, en medio de una crisis de confianza de grandes proporciones: la sociedad chilena exige cambios y está dispuesta a empujarlos. Ante esta patente evidencia es tiempo de hacer análisis reposados, de evitar estridencias y comprender que tenemos un camino por recorrer: esto apenas comienza.
En efecto, la fractura que quedó expuesta con el estallido social, logró encauzarse institucionalmente mediante el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución, que hizo posible el plebiscito de octubre, la elección de constituyentes y que dará inicio ahora a la madre de todos los debates, la discusión del texto constitucional.
El camino será largo, porque el plebiscito de salida que tendrá lugar en un año o más, será apenas el comienzo de un proceso que requerirá decisiones públicas que cumplan con las expectativas de las personas y hagan viable las respuestas a los valores y derechos que queden consagrados en la Carta Fundamental.
En este escenario, hay que hacerse cargo de la complejidad y caminar por un sendero que ponga en el centro de las preocupaciones la recuperación de la confianza como un pilar básico de reconstrucción democrática. Esta cuestión no es menor en un país donde apenas una de cada cuatro personas dice confiar en el sector público y privado, donde más del 85% percibe maltrato, distancia y discriminación del Estado o donde se cree que el 67% del sector público es corrupto/muy corrupto, todo de acuerdo a nuestro Estudio Nacional de Transparencia 2020.
La reconstrucción de esa confianza significa para el mundo político, en un escenario de transformación relevante, buscar nuevas formas de relacionarse con la ciudadanía. Comprender que la rendición de cuentas es un imperativo y que la integridad es un requisito básico para ejercer cualquier cargo, pero como piso, no como techo.
Para la ciudadanía recuperar la confianza significa hacer un acto de fe y de ahí que sea tan importante que las señales de quienes ejercen el poder sean las correctas. Vivimos demasiado tiempo desatendiendo el malestar, ahora es tiempo de encauzarlo y generar condiciones institucionales para dar respuestas eficientes. Recuperar el valor de la transparencia y darle un sentido instrumental a través del acceso a la información, es una oportunidad para una sociedad que requiere volver a mirarse.
Ese Chile que cambió nos habla de la construcción de comunidad a partir de la paridad; de las capacidades diferentes con el establecimiento de una cuota de candidatos en cada lista; de las culturas de los pueblos originarios y de las disidencias sexuales con una histórica integración. Ese país al que pertenecemos todos y todas, solo lo veremos abriéndonos a la oportunidad de escucharnos, de erradicar el ninguneo y abrir el diálogo, de incluir las demandas y diferencias.
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