Falencias en estrategia contra el narcotráfico
Al concentrar el grueso de las investigaciones en los microtraficantes y no en aquellas grandes bandas que están detrás de proveer la droga, el combate a este flagelo será permanentemente insuficiente.
En un reportaje preparado por la Unidad de Investigación y Datos de este medio se da cuenta de la realidad de la persecución de los delitos vinculados al narcotráfico a la luz del análisis de un millar de causas que ingresaron entre enero del 2020 y el primer trimestre del 2021 en las cortes superiores de la Región Metropolitana, donde se concluye que apenas el 1% apunta a las grandes bandas, lo que revela que el grueso de los recursos policiales así como de la Fiscalía se concentran principalmente en perseguir al microtráfico de drogas.
Estos antecedentes dejan al descubierto falencias en la estrategia que ha seguido el país para combatir al narcotráfico. Desde luego, la labor que desempeñan los fiscales y las policías para desactivar el llamado “comercio de barrio” resulta fundamental, pero al concentrar el grueso de las investigaciones en ello se deja de atacar el problema central, esto es, las bandas que están detrás de la provisión de drogas, las que generalmente además de poseer alto nivel de armamento, reclutan a cientos o miles de jóvenes como “soldados”, construyen redes sobre la base del amedrentamiento o la corrupción, y -tal como lo han revelado una serie de recientes indagaciones- son capaces de forjar vínculos con peligrosos carteles internacionales.
Es evidente que apuntar a los pequeños traficantes genera resultados más rápidos y por lo tanto es más efectista, pero a la larga no más efectivo, pues al sacar de circulación a los microtraficantes estos mismos puntos de venta son ocupados por otros, o incluso por familiares de quienes son detenidos. Se trata de un problema preocupante que no hace sino permitir que el fenómeno siga creciendo, y más aún si es que como informa el mismo reportaje, hay incentivos que en vez de priorizar la calidad de la investigación, lo hace por causas terminadas.
En efecto, desde el punto de vista estadístico no tiene mayor diferencia apresar a pequeños narcotraficantes que a los “peces gordos”, y desde luego resulta mucho más vistoso medir los resultados por cantidad de droga o dinero incautado que lograr desentrañar las grandes redes narco. En cuanto a los incentivos monetarios que reciben los fiscales por causa terminada -establecidos en la propia ley- parece evidente que en la forma como están diseñados lleva a privilegiar investigaciones que aseguren resultados concretos -con probables condenados- en tiempos más cortos, antes que abocarse a indagaciones de largo aliento y complejas de probar. Ello ayudaría a explicar por qué apenas el 1% de las causas recogidas en la presente investigación periodística correspondió a la figura de la asociación ilícita, en tanto que el lavado de activos registró un porcentaje similar; el contraste es evidente cuando el 74% de las causas responde a venta de droga en la vía pública o desde los domicilios.
Una estrategia global contra el narcotráfico -fenómeno que emerge como una de las principales preocupaciones de la ciudadanía- requiere abordar todas sus puntas, siendo evidente que si el principal eslabón de la cadena queda sin suficiente atención, el combate a este flagelo estará en permanente rezago, con un evidente riesgo para la población.