SEÑOR DIRECTOR:
Trump anunció recientemente que en un máximo de nueve meses más tendrá una propuesta arancelaria para las importaciones de cobre. Quiere revitalizar su alicaída industria del cobre; quiere revisar las cadenas globales de cobre por razones estratégicas, de seguridad nacional y para asegurarse un suministro estable para su industria y para las nuevas tecnologías.
EE.UU. depende aproximadamente del 40% de las importaciones de cobre para satisfacer su consumo interno, siendo Chile uno de los tres principales proveedores de cobre (es el segundo destino de Chile con un 11% del total de cobre exportado). Una estrategia de Trump es vía aranceles reducir las importaciones para que así se genere sobreoferta en otros mercados, deprimiéndose el precio del cobre y así beneficiaría a su economía. De darse un escenario arancelario adverso, este tendría impactos negativos en la producción local de cobre (y en los encadenamientos productivos) y en la recaudación fiscal en un momento en que el mayor déficit fiscal y los traspasos de Corfo dejaron la línea de crédito del Fisco en el terreno negativo, con potenciales reducciones en el gasto público para el 2025.
Francisco Castañeda
Economista, Universidad Central
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