¿Fritos, hervidos o tostados?
Por César Barros, economista
Hacen bien el futuro Presidente y el futuro ministro Jackson en hacerle un “tate quieto” a los miembros de la Convención Constitucional (CC).
Hacer una Constitución, o “casa de todos”, no puede ser en base a humoradas, propuestas extemporáneas o francamente descerebradas. Y -lamentablemente- es lo que está ocurriendo hasta ahora en varias de sus comisiones. Y no son solo ideas de personajes exóticos, como Mme. Ulianova, que propone hacer en el Chile del 2022 un “re run” (no masterizado) de la revolución rusa. Si a alguien del otro extremo -que por cierto no existe ni en sueños- pretendiera hacer un replay del nacional socialismo, el escándalo sería mundial. Pero viniendo de la izquierda, solo una mirada comprensiva.
Se han aprobado en comisiones -por su mayoría en ellas- cosas “loquísimas” (Jackson dixit). Miren la de Agricultura, por ejemplo, donde se aprueba que “no (se) podrá aplicar fertilizantes, agroquímicos, repelentes, etc. en predios ubicados a menos de 12 km. de una población humana o de cultivos ancestrales”. O sea, el final de la agricultura, la fruticultura y la ganadería. Y afectando a “cultivos ancestrales” tan importantes como la papa y el maíz.
También aprobaron que los animales “son seres sintientes” (es de sentido común); lo malo es que zoológicos (con sintientes tras las rejas) podrían ser inconstitucionales. También lo sería criar en jaulas y engordar contra su voluntad a gallinas, pollos, chanchos y salmones. Y no nos equivoquemos: en la mira de esta norma está la prohibición del rodeo, cosa que no han logrado nunca por la vía parlamentaria, pero ahora pretenden hacerlo por la vía constitucional.
Estas son solo unas pocas muestras de las leseras aprobadas en comisiones. Pero “a contrario sensu”, se rechazan todas las iniciativas de Chile Vamos, o dejan escasos minutos a propuestas del empresariado: nada para la burguesía, nihil ad dextram.
Alguien inteligente y culto, como el independiente Patricio Fernández, dice como si fuera un chiste que “a la derecha no es necesario freírla”. A lo mejor pensará que solo bastaría hervirla, o tostarla.
Puede que haya una campaña de desprestigio contra la CC. Pero la principal viene de las leseras aprobadas en algunas de sus comisiones. Porque -al menos hasta ahora- la CC solo puede ser juzgada por las resoluciones de sus comisiones. O sea, votadas por su mayoría interna.
No son todas exactamente como las de Mme. Ulianova (que dice tener hartos apoyos, incluido Stingo). Pero si uno cuenta a todos los que aprobaron propuestas “loquísimas” y/o rechazaron sin más propuestas razonables (con sus más de 15.000 firmas, pero provenientes de “la burguesía”), se puede llegar a un número parecido a la mitad de los miembros de la CC, lo cual no es poco.
Es muy bueno -oportuno y deseable- que Gabriel Boric, Jackson, y la nueva mesa de la CC, añadida a voces sensatas, como Squella, Montero y otros, saquen la voz y le hagan un párele a este espectáculo indigno que dejaron fluir sin más Bassa y Loncón.
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