SEÑOR DIRECTOR:
En La Tercera, el académico Cristóbal Osorio planteó que “en las campañas presidenciales se pongan en debate los nombres de quienes serán los principales colaboradores de los candidatos presidenciales, en las principales materias, si llegan a La Moneda”. Al tomar en cuenta, por lo menos la última década, los gabinetes se han conformado bajo tres criterios: cuoteo políticos impuestos por los partidos; perdedores de elecciones (tan solo en este último gobierno son ocho los ministros que ocuparon el cargo luego de perder) y, finalmente, políticos de extrema confianza del Presidente. Como los casos de Andrés Chadwick y Giorgio Jackson.
¿Bajo estos criterios, la ciudadanía puede confiar que están los mejores en los gabinetes? Claramente, no. Y por eso, cualquier gobierno que siga esta senda -se le hará imposible gobernar y sacar reformas adelante- si es que no hay un cambio de estrategia que parta desde la campaña.
Dentro de Sudamérica, por ejemplo en Colombia, se estila presentar en campaña la figura del compañero/a de fórmula que a todas luces podría ser lo que aquí luego se transforma -en caso de ganar- en un símil a un ministro del Interior, generando mayor transparencia de cara al electorado, ya que sabe a qué atenerse.
Sin ser algo tan elocuente, pero que ya daba luces del tema en cuestión, se dio en la candidatura de Gabriel Boric con la figura de Izkia Siches. Lo que vino después, es otro tema. Pero vale la pena plantearse el trasfondo y que se vea plasmado en campaña un eventual gabinete. Así no se traicionan las confianzas, no se generan expectativas y es un win-win para la clase política y ciudadanía.
Cristián Francisco Livingstone
Director CLP Comunicaciones y Asuntos públicos
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