Gabinete: gobernabilidad o voluntarismo
Por Luis Larraín, presidente del Consejo Asesor de Libertad y Desarrollo
La conformación del primer gabinete de Gabriel Boric puede analizarse a partir de la disyuntiva entre gobernabilidad y voluntarismo que marcará su gobierno. La apuesta por la gobernabilidad fue jugada por el presidente electo y su círculo cercano con una sola carta: el nombramiento de Mario Marcel como ministro de Hacienda. Una señal de que Boric y Cía. quieren tomarse en serio su tarea y entienden que asegurar a los mercados financieros e inversionistas la continuidad de la cadena de pagos es un imperativo sin el cual no es posible gobernar. El desafío que tiene por delante Marcel es mayor, no tanto por las condiciones de la economía chilena y mundial, sino por fuerzas al interior del gobierno tratando de transformar radicalmente la sociedad, según se desprende de la conformación del gabinete.
Gabriel Boric ha concentrado en sí y su círculo más próximo -Jackson, Siches, y Vallejo- gran parte del poder político, dejando su cuota a Marcel y casi nada a los partidos y movimientos que lo apoyan. Quienes controlan el Frente Amplio y el núcleo joven del Partido Comunista integrado por Camila Vallejo constituyen así el poder real. El PC se aseguró también la cartera de Trabajo con Jeannette Jara, lo que creará tensiones en relación a la jornada laboral y negociación colectiva. La presencia de los socialistas Carlos Montes y Maya Fernández es más bien simbólica y acotada a sus respectivas carteras que, siendo relevantes, no tienen peso político. Lo mismo ocurre con el Partido Radical y el Partido Liberal. Un gabinete que tiene mayoría de independientes. En esto, Boric superó a Piñera en su poca consideración de los partidos políticos a la hora de conformar su gabinete.
Las otras carteras serán en general ocupadas por personas que pretenden representar identidades y diversidad. Una mayoría clara de mujeres, algunas con fuerte compromiso feminista; presencia de académicos, ambientalistas y personas de regiones. El acto en que se anunció el gabinete estuvo cargado de ese simbolismo y este grupo de ministros parece no tener otra articulación política que su cercanía con Boric.
Así como Piñera se rodeó de tecnócratas más que de políticos, Boric se hace acompañar de esta suerte de tecnocracia alternativa, representativa de transformaciones que se quieren hacer a la sociedad chilena. Este último sería el hilo conductor del gabinete: las reformas estructurales que están en su programa. Así lo dijo el presidente electo y es justamente allí donde advierto un conflicto con la gobernabilidad, pues esas reformas están pobremente formuladas, no tienen sustento técnico y requerirán de apoyos en el Congreso de fuerzas no representadas en su gabinete. Quizás por eso su fuerte apelación final a la Convención Constitucional.
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