Gabriel Boric: nuevos y auspiciosos vientos para la relación bilateral Chile – Perú
Por Carlos Escaffi, consultor y analista internacional, gerente de Imaginaccion Perú y profesor de la PUCP
La elección de Gabriel Boric Font como presidente electo de la República de Chile, no solo se constituye como un hito de alta contundencia para la relación bilateral Chile -Perú, sino que, además, en una vía expedita de integración para avanzar auspiciosamente hacia una relación 3.0, sin complejos ni cuestiones pendientes.
Dicen que hay que hacer que las cosas pasen, y hoy, ambos países son testigos de ello. Finalmente llegaron vientos a favor, y tanto Chile como Perú tienen por obligación entender que se abre una nueva dimensión en la relación bicentenaria, el capítulo 3.0, ese que debe tener como protagonistas a los pueblos y sus diversas manifestaciones culturales, desde aquellas que logran hacer comulgar a ambos pueblos, pasando por reconocer las expresiones filosóficas del ande peruano y la cordillera chilena, hasta los propios fenómenos sociales consecuencia de una transculturación mucho más arraigada y cada vez más orgullosa, que es además donde se deben poner los acentos y esfuerzos concretos de trabajo a nivel de ambos gobiernos vía sus respectivas cancillerías.
Por tanto, no debe pasar desapercibida la postura en materias de política exterior de Gabriel Boric, particularmente, en perspectiva global, fortalecer bloques regionales como la Alianza del Pacífico, enfatizar los esfuerzos en una agenda latinoamericanista que tenga como fin enfrentar de manera colectiva las migraciones, la crisis climática, el crimen organizado y narcotráfico, la crisis político-humanitaria venezolana -que afecta a ambas naciones- y la cooperación sanitaria en el contexto de la pandemia global.
En cuanto a la agenda bilateral, la cual como ya lo hemos dicho, deberá incorporar el capítulo 3.0 de la relación, tendrá que abordar tópicos de una agenda a futuro que incluya sustentabilidad; integración y cooperación regional bajo criterios de reciprocidad y solidaridad, para propender a una buena convivencia; sólida perspectiva de género; política exterior feminista; política exterior turquesa (transversalizar las agendas de lucha y mitigación contra la crisis climática y ecológica global), y las agendas de protección y administración del océano; y evaluar la modernización de instrumentos comerciales, como tratados y acuerdos de libre comercio.
La presencia del mundo andino en la política exterior del presidente Boric no pasará inadvertida, así como en acciones concretas que tengan como foco generar un solo accionar en materias de diversidad e identidades múltiples binacionales.
En cuanto al Perú, la receptividad ha sido inmediata. El propio Presidente Castillo saludaba el triunfo señalando que la victoria era la del pueblo chileno y agregaba que, dicho triunfo es compartido por “los pueblos latinoamericanos” que quieren “vivir con libertad, paz, justicia y dignidad”; por su parte, la Primer Ministra solicitaba reforzar los lazos de cooperación por la justicia social.
Así las cosas, serán evidentes las coincidencias de los gobiernos de Boric y Castillo, en cuanto a lo que significará buscar la convivencia entre economía y un Estado de bienestar, hoy, más que necesario, colocando a los chilenos y peruanos al centro.
Finalmente, el futuro de la relación nunca pudo ser más optimista.
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