¿Gas popular?
SEÑOR DIRECTOR
El alza de precios del gas licuado ha abierto una discusión respecto al rol de las municipalidades en su distribución local. A esto se suma un reciente estudio de la Fiscalía Nacional Económica que argumenta que hay espacio para políticas que aumenten el bienestar de los consumidores en este concentrado mercado. ¿Es la opción pública la mejor política? ¿Qué podemos aprender de la experiencia de las farmacias populares?
Las farmacias populares intentan solucionar dos fallas de mercado bien definidas: (1) el poder de mercado de laboratorios, que aumenta el precio de venta de medicamentos a farmacias privadas, y (2) el poder mercado de farmacias privadas, que aumenta el precio de venta a consumidores. En nuestro artículo “La economía de la opción pública” concluimos que las farmacias populares logran reducir el gasto en medicamentos en $500.000 pesos al año entre los consumidores más activos. ¿Significa esto que la opción pública es siempre una buena idea? Para nada. La opción pública puede ser buena cuando utiliza el poder del Estado para atacar fallas de mercado. Las farmacias populares efectivamente utilizan este poder para adquirir medicamentos a menor costo a través de la Central Nacional de Abastecimiento y así logran ofrecer precios más bajos sin producir presión deficitaria sobre los municipios.
En el caso del gas licuado, una opción pública podría atacar el poder de mercado de actores en el sector privado. Sin embargo, es menos claro si una opción pública tiene una marcada y sostenible ventaja de costos y mucho menos claro si es efectivamente la mejor política dentro de todas las que se encuentran disponibles para mejorar el bienestar de los consumidores.
Felipe González
Profesor Economía UC
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