Gendarmería en la encrucijada

(Foto: Javier Salvo/ Aton Chile)


SEÑOR DIRECTOR:

En pocos días ha saltado otra vez al primer plano la crisis del sistema carcelario chileno. Por un lado, se ha producido la consecutiva detención de un número no menor de gendarmes involucrados en tráfico de armas y celulares, articulados desde el interior de las cárceles, lo que significa que son “soldados” del crimen organizado. A esto se suma la destrucción de buena parte de la infraestructura de la ex cárcel de alta seguridad por internos del Tren de Aragua, en protesta por un corte de luz que “les impedía ver televisión”. También se registra la “detención” del coordinador de un secuestro ocurrido en Talagante; es un ciudadano dominicano cuya “residencia” está al interior de la ex Penitenciaría, recinto teóricamente bajo control de los inhibidores de señal.

Pese a los esfuerzos de Gendarmería por apartar a los funcionarios corruptos, la evidencia indica que el crimen organizado está operando desde el interior de las cárceles, permeando severamente a la institución penitenciaria. Es el momento de reconocer que se está frente a un problema de dimensiones insospechadas, y luego de ello surge la necesidad de un rediseño estructural del sistema penitenciario. La actual estructura responde a una realidad que dista radicalmente de la que existía en 1979, fecha de la última gran restructuración de Gendarmería, en la cual se homologaron las funciones de seguridad con las de reinserción.

Se requiere un cambio profundo de la estructura organizacional y operativa de Gendarmería, que vaya desde regímenes diferenciados según las nuevas categorías criminales, hasta políticas estrictas de manejo del personal que evite que la corrupción se entronice en la gestión carcelaria.

Claudio Martínez

Exdirector de Gendarmería

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