Giovanni Sartori, semipresidencialismo para Chile

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Antonio Leal, sociólogo, doctor en Filosofía y académico de la Universidad Mayor.

Giovanni Sartori, uno de los mayores politólogos del mundo, tuvo una atención frecuente a la política en Chile y en septiembre de 1990 participó en Santiago de una mesa redonda en el Centro de Estudios Públicos donde definió su postura sobre la conveniencia de que Chile, a la salida de la dictadura, abandonara el presidencialismo extremo y se orientara hacia un semipresidencialismo.

Sartori sugiere salir de los sistemas presidenciales rígidos que centralizan y concentran el poder en la figura del Presidente y cuando este pierde adhesión en la ciudadanía se debilita todo el sistema y afecta al conjunto de la legitimidad de las instituciones. A ello se suma que los conflictos recurrentes entre un Presidente, sin mayoría en el Parlamento y con un mandato fijo, crean un vacío y muchas veces una parálisis institucional, sin que haya mecanismos para resolver las confrontaciones sin generar una crisis política de mayor envergadura.

Para Sartori, muchas veces, el exceso de poder alienta la personalización de este, alimenta en el Presidente posturas mesiánicas, la convicción de tener una gran misión que cumplir en nombre de todo un pueblo, independientemente de los grados de apoyo reales que obviamente son variables en un electorado que sobre todo hoy es fluido e itinerante.

Por ello, Sartori sugiere sin mediaciones el semipresidencialismo señalando que “tal sistema sería el remedio a la «rigidez» y a la centralización del poder. Este goza , dice, de la flexibilidad suficiente ya que, por definición, fija atribuciones distintas a cada figura o ente institucional y, al hacerlo, no solo mantiene la separación de poderes de Montesquieu sino que, además, lo reparte, porque funciona sobre la base de un poder compartido, dual: el Presidente comparte el poder con un Primer Ministro que, a su vez, depende de la mayoría parlamentaria.

Se crea un mayor equilibrio de poderes que en el Presidencialismo y un camino mixto, dado que da valor y poder al voto popular y a la confianza depositada por la ciudadanía en el Presidente.

Sartori caracteriza el régimen semipresidencial por que el Presidente, que es el Jefe de Estado, es elegido por el voto popular por un período determinado y tiene como función primordial garantizar el funcionamiento regular de las instituciones, y dirige la política exterior, la diplomacia y las Fuerzas Armadas. Comparte el Poder Ejecutivo con un Primer Ministro al cual designa, pero que es independiente en la medida que él y su gabinete dependen de la mayoría en el Parlamento que lo elije y para lo cual debe mantener una mayoría, dado que está sujeto al voto de confianza y al voto de censura del Parlamento.

Es decir, el Jefe de Estado es independiente del Parlamento, ya que es elegido por voto popular, pero no se le permite gobernar solo o directamente y, en consecuencia, debe canalizar su voluntad política a través de su Gobierno que designa el Parlamento. Si el Primer Ministro pierde la mayoría, dimite ante el Jefe de Estado, el que procede a designar a otro líder que pueda recomponer la mayoría o generar una nueva, lo cual potencia los asuntos programáticos, o disuelve el Parlamento y convoca a nuevas elecciones que recompongan una mayoría. Además, el Presidente o Jefe de Estado, al no gestionar el Ejecutivo directamente, mantiene una relación no conflictiva con los dirigentes de los partidos contrarios y favorece el compromiso, la negociación y la moderación de las fuerzas en pugna.