Desde el próximo 15 de mayo empezará a regir la Ley 21.601, que exige el grabado del número de patente tanto en los espejos como en los vidrios de los vehículos. Dicha ley, cuyo reglamento fue definido por el MTT y ha sido respaldada con entusiasmo por el ministro de Transportes, Juan Carlos Muñoz, conlleva una multa que puede incluso superar los $ 100.000, junto con impedir la obtención de la revisión técnica para los vehículos en caso de no acatarla.

¿Qué sustento empírico le da respaldo a esta nueva ley y reglamento? Ninguno. Si bien existen algunos pocos países en que también se exige este tipo de grabados, la gran mayoría no lo hace, e incluso hay varios otros en que es solo una recomendación de las autoridades. Pero no hay evidencia de su supuesto beneficio en temas de seguridad, que es lo que ha argumentado el MTT. Lamentablemente, como ya es reiterado en el diseño e implementación de políticas de transporte, se impulsan e implementan iniciativas sin sustento empírico, y que tienen un evidente riesgo de fracasar o, incluso, perjudicar a la ciudadanía en lugar de favorecerla.

Lo que corresponde en este caso a las autoridades de transporte, frente a iniciativas parlamentarias defectuosas (como esta ley que exige el grabado de patentes), es justamente discutir y debatir el tema con altura de miras, como por ejemplo lo ha hecho el MOP, valientemente en mi opinión, frente a iniciativas parlamentarias que buscan eliminar multas por circular sin TAG.

Pero en transporte ocurre todo lo contrario. Nos estamos llenando de normativas y exigencias que caen en lo absurdo, como el porte (pero no uso) de los chalecos amarillos reflectantes, la obligación de sillas para niños menores de 12 años, la inútil restricción vehicular, entre otros.

Probablemente, el día 15 de mayo próximo veremos a varias autoridades, encabezadas por el ministro de Transportes, activando puntos de prensa y usando los valiosos y escasos recursos públicos, incluyendo a Carabineros, en realizar fiscalización por el cumplimiento de esta nueva y absurda exigencia.

Por Louis de Grange, decano Facultad de Ingeniería y Ciencias, UDP.