Grave avance de prácticas extorsivas

Bellavista
Grave avance de prácticas extorsivas.

La situación revelada por este medio en el barrio Bellavista da cuenta de una grave realidad, propia del crimen organizado, que debe ser enfrentada con todo el peso de la ley para evitar que termine enquistándose en la sociedad y sea imposible de erradicar.



Un reportaje de este diario reveló hace algunos días como la criminalidad ha venido avanzando en uno de los lugares más populares de actividad recreativa nocturna en Santiago, el barrio Bellavista. Desde hace años la zona ha sido centro de preocupación por el aumento de la delincuencia y los asalto a quienes concurren a los restaurantes o locales nocturnos del lugar. Tanto las autoridades comunales de Providencia como de Recoleta, los dos municipios donde se ubica el barrio han impulsado en los últimos años planes para abordar el problema; se han aumentado las cámaras de vigilancia, reforzado los patrullajes combinados entre seguridad comunal y carabineros, y realizado intervenciones urbanas para evitar incivilidades. Sin embargo, nada de ello ha logrado contener de forma eficaz la delincuencia en la zona. La falta de un efectivo trabajo de coordinación entre las dos comunas también ha conspirado contra la mayor eficacia de los planes desplegados.

A lo anterior, sin embargo, se ha sumado en el último tiempo un panorama aún más preocupante, el avance de bandas criminales que llevan a cabo acciones de control territorial propias del crimen organizado. No sólo algunos locales han puesto detectores de metales, para evitar que ingresos personas con armas, sino que se han extendido las prácticas extorsivas. Un locatario, por ejemplo, relató a este medio como fue contactado por personas que se identificaron como miembros del Tren de Aragua, las que le exigieron un pago al que se negó y denunció los hechos a la PDI. El hecho sin embargo lo llevó a tener que dejar su negocio. Otros en cambio, ante los riesgos de no aceptar la extorsión se allanan a pagar. En esos casos, agrega otro locatario, los delincuentes usan su local para sus propios negocios como la compra de drogas y llegan armados al lugar. Incluso condicionan la realización de eventos en los locales a sus propias actividades, restringiendo la libertad del propietario.

Una de las fases clave del avance del crimen organizado es precisamente el control territorial. Según reconocen los expertos una vez que éste comienza a asentarse resulta muy difícil erradicar la presencia de las bandas criminales y la situación contamina otras áreas del aparato institucional del país. Por ello, es fundamental lograr detener a tiempo las prácticas extorsivas. La situación de Bellavista es sólo un ejemplo de situaciones similares que se están repitiendo en otras zonas de Santiago y del país y frente a las cuales la autoridad debe responder con todo el peso de la ley para detener a tiempo, ofreciendo además a los afectados la seguridad que le corresponde proveer el Estado. La pérdida de confianza en la labor policial y de la justica termina favoreciendo a la actividad delictual. Por ello, es clave que prácticas como las denunciadas en Bellavista y en otras partes del país no terminan enraizándose y se vuelvan una dramática realidad con la que deba convivir la ciudadanía.

Las consecuencias del avance del crimen organizado en otras partes de América Latina evidencia el peligro de no intervenir con prontitud. No sólo se altera irremediablemente la vida cotidiana de las personas, sino que se termina impidiendo el desarrollo normal de la actividad comercial y, más grave aún, las bandas criminales acaban contaminando todo el aparato institucional.

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