¿Habrá una rápida reactivación de la economía chilena?



Por Víctor Salas, profesor titular Usach

El plan paso a paso económico, que impulsa el gobierno, difícilmente conseguirá darle velocidad a la recuperación de la economía chilena, la mayor parte de las medidas que contiene son de lenta implementación y de impactos esporádicos. Lo que se desprende de una rápida mirada a las medidas y un breve análisis de sus reales impactos esperados en la reactivación económica del país.

El fortalecimiento de la inversión pública es una medida destinada al aumento de la inversión pública, al mayor gasto en obras de infraestructura y de vivienda para impulsar al sector de la construcción, lo que podría acelerarse siempre que las condiciones sanitarias lo faciliten y que las actividades productivas asociadas a un trabajo presencial y de alto contacto entre personas se puedan realizar normalmente. Buenas intenciones, pero su impacto no será inmediato, sino en el mediano o largo plazo.

Para fortalecer la inversión privada, se planea agilizar proyectos de inversión privada que entren en construcción u operación entre 2020 y 2021 y las concesiones del MOP. También estas son medidas de efecto lento. Un efecto significativo sobre la inversión privada se da desde las expectativas, para que estas sean positivas se requiere estabilidad económica y social y política, además de normalidad sanitaria. Lo que aún está algo lejos de ocurrir en nuestro país.

Una medida que se espera tenga rápidos y relevantes efectos en la reactivación económica del país son los subsidios a la contratación, que consisten en recursos que se les entregan a los empresarios para que contraten nuevos trabajadores, es esporádico por naturaleza y su impacto sobre el empleo también y puede tener “filtraciones” que significarían que los empresarios despidan a sus actuales trabajadores y los contraten con este subsidio. Sirve como un impulso reactivador, pero claramente es coyuntural y de corto plazo.

La reconversión y capacitación de trabajadores es un proceso importante pero lento, tanto en su instalación y ejecución, como después en la inserción laboral de los “reconvertidos”, por ello no se pueden esperar impactos relevantes de esta medida en el corto plazo.

Del apoyo a las Pymes también se espera un fuerte impacto reactivador para la economía chilena. Estos apoyos apuntan principalmente a otorgar créditos con aval del Fogape-Covid, con la intención de atender principalmente a pequeñas y medianas empresas formales. Sin embargo, este programa desde que se inició y al 11 de septiembre ha cursado 235.015 solicitudes de crédito con garantía Fogape-Covid, por un valor de 10.712 millones de dólares. Pero, no será la medida reactivadora esperada, porque su comportamiento en este tiempo ha tenido poco impacto en las Pymes, ha cursado créditos y, por consiguiente, ha atendido hasta aquí a cerca del 25% de estas empresas, las que, además, requieren tener iniciación de actividades en SII, o sea, ser formales y, porque se les ha entregado solo el 31,% de las micro y pequeñas empresas, mientras que el monto prestado a las grandes empresas (tipo I y tipo II) es el 42,6% del total de créditos cursados. Luego, será difícil esperar que este programa sirva para impulsar a las Pymes. Otros programas de apoyo a Pymes se canalizan por Sercotec y Corfo y entregan básicamente créditos con garantía estatal a empresas formales.

La medida de agilización de permisos también tiene factores de lentitud en su aplicación. El Estado chileno realizará un conjunto de acciones destinadas a reducir la burocracia y modernizar el proceso de tramitación de proyectos de inversión privada. Todas son acciones simplificadoras para evitar burocracia, pero en general son lentas de implementar y no se podría esperar grandes impulsos a la actividad económica con estas medidas.

La recuperación de la actividad productiva nacional (caída del PIB esperada para 2020 entre 5% y 6,5%) y de los puestos de trabajo perdidos (entre 2 y 2,5 millones), será lenta este año 2020 y seguramente en parte de 2021, vinculado todo ello a las posibilidades de normalizar la producción y los mercados, lo que requiere una solución más estable y definitiva en términos sanitarios. También, el plan de inversión pública tendrá, seguramente, mayores efectos en 2021 y el siguiente.

Un sector olvidado en el plan paso a paso económico es el sector informal, uno de los más afectados en la economía chilena, primero por el “estallido social” de octubre18 y después por la pandemia. Una parte importante de los ocupados del país está en el sector informal, representa en promedio 28,0% de la ocupación en los últimos tres años, comportamiento que no fue modificado por el estallido social de octubre18, solo la pandemia ha tenido efectos negativos en esta tasa, en abril cae a 26,3%, en mayo a 23,4%, llegando a 22,3% en julio (1.577.680 informales de 8.138.640 ocupados) mostrándose, así, como un sector con gran pérdida de actividad productiva y a la vez de ingresos.

Las cuarentenas significaron perder la presencia de estos “emprendimientos” en la calle, donde está principalmente su mercado. Parte importante de estos emprendimientos no tienen iniciación de actividades en el Servicio de Impuestos Internos (SII), esta situación les impide acceder a cualquier apoyo de este plan (subsidio al empleo, créditos con garantía del Fogape) e incluso les dificulta obtener créditos corrientes para las operaciones de sus emprendimientos. Luego, medidas destinadas al sector informal, como fondos en montos suficientes para reiniciar sus actividades, en parte subsidio y en parte endeudamiento a devolver con plazos de gracia, en función de la dinámica del Producto (Imacec) del país, pueden ser mecanismos reactivadores para este amplio sector.

Si se quiere recuperar el empleo y las rentas rápidamente, se debieran concentrar medidas como los subsidios al empleo, subsidios y créditos con aval Fogape-Covid y otras medidas de apoyo a las pymes a las que pertenezcan los “ocupados ausentes”, que reciben subsidio de cesantía, a fin de que se reactiven y se comprometan a recibir de vuelta a los casi 800 mil trabajadores en esta situación.

Una medida que se podría aplicar en el ámbito de la inversión privada es permitir la depreciación acelerada de nueva inversión que podría impulsar fuertemente las decisiones de inversión de los empresarios. Aunque queda condicionada a la persistencia de los riesgos sanitarios y una posible continuidad del estallido social de octubre18 y, aunque ésta sea parcial, puede afectar las expectativas empresariales.

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