Hay opción

Pacto de Unidad Constituyente


Por Jorge Burgos, abogado

En abril pasado ocupaba este mismo espacio de opinión para manifestar a quienes tienen por delegación el poder de decisión que no dejarán sin opción a esa nada despreciable franja ciudadana que adhiere a posturas ubicables en la centroizquierda. Sí, aquellos que estiman que nuestro país necesita con verdadera urgencia una opción de progreso económico social e institucional que otorgue seguridad a la mayoría, que cautele y refuerce las fortalezas que el país posee. Una alternativa profundamente comprometida con el mejoramiento de la institucionalidad democrática, con las reformas indispensables hechas de manera responsable y gradual.

Esa alternativa de centroizquierda hace no mucho parecía desperfilada, algunos en los partidos que la conforman parecían más ocupados de declararla inviable y en su reemplazo aspiraban a construir una nueva con el conjunto de la izquierda intensa y extrema, ofertando para ello dejar atrás el acuerdo con el polo más de centro.

Quisieron las circunstancias, como con acierto lo consignó días atrás el editorial de este diario, que “presionado por la fuerza de los hechos, además de la centroderecha y la izquierda más radical, parece estar emergiendo un proyecto propio de centroizquierda separado del PC/FA, lo que abre un escenario más competitivo y a su vez equilibrado”. Si a lo anterior sumamos una muy respetable perfomance electoral en la primera y segunda vuelta de la elección de gobernadores, en particular el triunfo de Claudio Orrego en la RM, podemos concluir un nada despreciable espacio de competencia efectiva.

Faltan aún decisiones importantes para consumar esta alternativa que se vislumbra, ahí está la elección del instrumento con que se determine la candidata. Hay algunos que con buenos argumentos desdeñan cualquier opción diversa a una primaria necesariamente convencional, otros no descartan otros métodos, teniendo a mi juicio presente las notorias diferencias de adhesión que reflejan las muy probables candidatas. Como quiera que sea no debiera lo instrumental poner en riesgo lo de fondo.

Más adelante, aunque no mucho, surgirá el tema de la lista parlamentaria, donde el realismo debiera primar por sobre las antiguas distribuciones de candidaturas, en general se debe tener presente para dicha tarea las simetrías electorales que hoy reflejan los partidos de la Unidad Constituyente.

Tan trascendente como lo anterior, o quizás más aún, es la forma y modo en que la centroizquierda marcará distancia de los extremos, reivindicando lo construido, asumiendo los múltiples pendientes sin temor, sin atemorizar, con propuestas que no huelan ni a demagogia ni amenazas.

Buena noticia será para el país una opción diversa, competitiva, con miras a la segunda vuelta definitiva.

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