Hidrógeno verde: el mundo nos mira
Por Luis Sarrás, director de Hidrógeno Verde de AES y Director de H2 Chile
En 10 años Chile ha logrado dar un salto impresionante en el desarrollo de energías renovables, lo que ya se refleja en menores precios y una rápida integración a la matriz energética.
¿Puede pasar lo mismo con el hidrógeno verde? A todas luces la respuesta es sí, pero implica grandes desafíos que debemos abordar desde ya, tanto en el sector público como en el privado.
Como representante de AES Chile, participé hace algunos días en el panel denominado “La oportunidad del hidrógeno verde como un clúster de inversión en Chile”, en el marco del Investor Day 2022 de AmCham Chile, y asistí a la Conferencia Mundial del Hidrógeno Verde que se llevó a cabo este mes en Rotterdam, Holanda. Al respecto, comparto algunos comentarios.
El gran potencial de Chile sobre este nuevo vector energético fue ratificado en varias exposiciones por representantes de distintos países, los que se reunieron con una extensa delegación chilena que incluyó a actores como el Ministerio de Energía, la Municipalidad de Mejillones, la Asociación Chilena de Hidrógeno, la Asociación de Industriales de Mejillones, ProChile y una serie de empresas nacionales. Todo esto generó una positiva impresión respecto a cómo estamos trabajando en la materia.
Y es que como país nos hemos propuesto tres grandes objetivos: producir en Chile el hidrógeno verde más barato del mundo para 2030, estar entre los tres principales exportadores para 2040 y contar con 5 GW de capacidad de electrólisis en desarrollo al 2025.
Se trata de una meta ambiciosa, pero posible. Como en toda industria que comienza a dar sus primeros pasos, la elaboración de un marco regulatorio es fundamental. Una de las lecciones que tenemos que aprender mirando a otros países que partieron antes, es comenzar a hacer pilotos y proyectos de escala industrial, ya que esto irá dando luces sobre cuáles son los ajustes regulatorios que se requieren, junto a su complejidad en todo lo que es el proceso de obtener una licencia ambiental y social.
En este sentido, es importante destacar la reciente puesta en marcha del Comité de Hidrógeno Verde, liderado por Corfo para acelerar el desarrollo de este vector energético, porque más allá de contar con una nueva instancia, su carácter interministerial permite un trabajo multidisciplinario, que se espera, permita abordar las medidas necesarias de una manera integral y oportuna, incluyendo todas las necesidades y visiones.
Por el lado del sector privado, es necesario continuar colaborando como hasta ahora, ya que los desafíos que la industria enfrentará en su partida requerirán de amplia coordinación y mucho más que competencia.
En este sentido, es necesario seguir creando clústers que permitan impulsar iniciativas regionales y generar soluciones que colaboren en la planificación territorial, resuelvan problemas técnicos, aporten en ideas para los cambios regulatorios y sugieran metodologías para acelerar la tramitación ambiental.
La mejor manera de entender lo que se requiere, es la acción, pero también la colaboración. Como sector privado debemos generar los caminos para promover la inversión, partir con iniciativas pilotos o proyectos a mayor escala, de tal manera de generar las ideas para que la regulación camine.
Otro desafío importante como sector privado, es ser capaces de transmitir los beneficios directos e indirectos que puede tener esta industria en las comunidades, a través de un impacto positivo en lo económico, social y cultural.
En Chile estamos dando los primeros pasos para ser un referente mundial en hidrógeno verde, pero necesitamos trabajar con mucha agilidad y preparar al país en temas tan fundamentales como la formación de capital humano, generación de incentivos apropiados y una regulación acorde a las necesidades de esta nueva oportunidad de desarrollo para Chile.
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