Columna de Sebastián Izquierdo: Chile Vamos da el primer paso

Convención Constitucional

El día después del plebiscito, independiente del resultado, tendremos que trabajar por una hoja de ruta que nos permita una sana convivencia -pese a nuestras diferencias-, donde se pueda vivir desde los valores y desarrollarnos como personas.



Por Sebastián Izquierdo, coordinador académico del CEP

El arduo recorrido realizado por el borrador de nueva Constitución, ha dejado una estela de polarización que se espesa día a día. Los bandos del Apruebo y el Rechazo están alzando sus voces, dando cuenta de lo reñido que será el plebiscito, denominado por el PC como “la batalla de las batallas”. De éste saldrán vencederos y vencidos, y no un pacto común como aquella ilusión que dio origen al proceso. Así, ¿qué tan descabellado es situarse en los diferentes resultados que podrían darse de dicho referéndum?

A comienzos de este mes, el Presidente sostuvo que deberá anticiparse a cualquier escenario, por muy incierto que este sea. Rápidamente, Chile Vamos recogió el guante y, en una jugada bastante estratégica, el pasado 20 de mayo envió una carta ratificando su “disposición para trabajar en conjunto un curso de acción para concretar ese cambio en caso de triunfar el Rechazo”. Como era de esperarse en el juego de la política, la ministra vocera de gobierno, Camila Vallejo, salió a rechazar la propuesta, pues tenía atisbos de debilitar las preferencias del oficialismo.

¿Qué camino nos llevará a un texto que esté a la altura de los anhelos de transformación profunda, donde todos nos sintamos representados? Difícilmente sea el texto actual. Fueron muchos los errores en el proceso y su resultado. Ahora bien, no por eso rechazarlo es la única opción. Si bien algunos piensan que la respuesta está en no aprobarlo, pero con el compromiso de iniciar nuevamente el proceso, hay otros que creen que se debiese ratificar el borrador bajo el supuesto de que este podría ser reformado con facilidad -lo que será más complejo que en la actual Constitución.

Para aquellos que estarían prefiriendo realizar el arduo camino nuevamente, la pista requiere que la política actúe rápido. Y hay noticias. Los integrantes de la derecha, conscientes de que adolecen de credibilidad respecto de que el sector efectivamente termine con la Constitución vigente, han ofrecido pruebas concretas para dar cuenta de que están abiertos a sumarse a la discusión: bajar el quórum de 2/3 de la Constitución vigente y establecer un Estado social de derechos antes del plebiscito. ¿Tarde? Sin duda, pero lo importante es que, en un acto inédito, han sido ellos los que abrieron la puerta a la chance de continuar el proceso de reforma constitucional ante una eventual victoria del Rechazo.

Urge retomar la transversalidad del acuerdo del 15 de noviembre, que posibilitó abrir esta causa, para poder concluirla correctamente. El día después del plebiscito, independiente del resultado, tendremos que trabajar por una hoja de ruta que nos permita una sana convivencia -pese a nuestras diferencias-, donde se pueda vivir desde los valores y desarrollarnos como personas. ¿Por qué cerrar las puertas a la propuesta de Chile Vamos? Como van las cosas, pareciera ser que su idea es pertinente, más aún considerando que precisamente es desde los consensos de donde se han obtenido los mejores resultados; cuestión que, a la fecha, la Convención no ha sabido propiciar.