Imacec de enero: una mirada de cautela

Argentine shoppers take advantage of lower prices in Chile
Imacec de enero: una mirada de cautela. REUTERS/Rodrigo Garrido

Más allá de la cifra positiva de enero, la economía chilena enfrenta desafíos estructurales y coyunturales que podrían dificultar la consolidación de una verdadera recuperación.



El crecimiento del Imacec de 2,5% en enero de 2025, pese a no ser un desempeño como el registrado en diciembre (6,6%, influido por factores puntuales), refleja una recuperación en el margen. Desde septiembre la actividad ha venido expandiéndose paulatinamente, al mirar los datos desestacionalizados. No obstante, los mejores datos marginales deben interpretarse con cautela: el país enfrenta una serie de desafíos estructurales y coyunturales que podrían dificultar la consolidación de una verdadera recuperación económica.

La expansión del Imacec en enero se explica principalmente por el dinamismo del comercio y la industria. En particular, el comercio se expandió a un sólido 8,4% interanual, con incrementos en las ventas de supermercados y grandes tiendas, impulsado -en parte- por el fuerte flujo de turistas trasandinos. La industria, por su parte, anotó un crecimiento de 7,4% en doce meses, impulsada por el fuerte incremento en la elaboración de alimentos.

Sin embargo, más allá de esta mejora puntual, la economía chilena sigue arrastrando problemas estructurales que limitan su potencial de crecimiento. Entre ellos destaca la rigidez del mercado laboral, con regulaciones que dificultan la adaptación a nuevas dinámicas productivas y tecnológicas. Asimismo, la denominada “permisología” sigue siendo una barrera importante para la inversión, con procesos burocráticos que retrasan proyectos clave en infraestructura, energía y minería. A esto se suman los elevados costos para las empresas, producto de un entorno regulatorio que ha incrementado las exigencias y cargas sobre el sector productivo, como el incremento gradual de las cotizaciones en pensiones, el fuerte aumento del salario mínimo, la reducción de la jornada semanal y diversos proyectos de ley que en la práctica suponen aumentos adicionales para los costos corporativos.

En el plano externo, Chile también enfrenta un escenario desafiante. La guerra comercial entre las principales potencias ha generado un entorno de incertidumbre que afecta el comercio exterior y las decisiones de inversión. Además, el país se encuentra en un ciclo político complejo, con elecciones presidenciales y parlamentarias en el horizonte, lo que podría aumentar la volatilidad económica y retrasar decisiones clave en materia de políticas públicas.

El crecimiento registrado en enero es un recordatorio de que la economía chilena necesita de reformas que estén orientadas a recuperar la ruta al desarrollo. Se requiere un esfuerzo coordinado para abordar las trabas estructurales que han limitado el crecimiento durante la última década. Las reformas en el ámbito laboral que aporten mayores grados de flexibilidad y con una mirada de futuro, la simplificación de los procesos regulatorios y un entorno más competitivo para las empresas son aspectos básicos si queremos aspirar a mayores tasas de crecimiento. Sin estos cambios, la economía corre el riesgo de seguir atrapada en un ciclo de estancamiento económico y mantener los altos niveles de insatisfacción de la ciudadanía.

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