Imperiosa necesidad de darle conducción a la Convención

Convención Constitucional
Foto referencial, Agencia Uno.

Ante el desorden y falta de liderazgos que se observa en la Convención, el FA y el PS, como futuras fuerzas de gobierno, deberían cuanto antes buscar reorientarla para que esté en línea con una conducción responsable del país. No hacerlo tendrá profundas implicancias.


Las voces críticas por el rumbo que ha tomado la Convención Constitucional en sus primeras definiciones constitucionales han seguido multiplicándose, particularmente por la intransigencia que muestran algunos sectores al interior de la instancia, con escaso o nulo interés por ir más allá de lo meramente testimonial y buscar acuerdos que permitan reunir los dos tercios.

El positivo paso que representó esta semana haber alcanzado una propuesta transversal para mantener la autonomía del Banco Central, o las más de 2.400 iniciativas populares de norma que en total fueron patrocinadas por más de 900 mil personas, se ven amagados cuando en paralelo constituyentes de la Comisión de Medio Ambiente y Modelo Económico aprobó eliminar el Código de Aguas -a pesar de que recientemente el Congreso alcanzó un acuerdo que tomó una década para dar con un remozado código- y caducar todos los derechos de aguas entregados desde 1981, a lo que se suma una propuesta, también aprobada en dicha comisión, para expropiar en buena medida a toda la gran minería. A ello cabe añadir la propuesta de norma ingresada a la Comisión de Derechos Fundamentales para establecer una amnistía general con el fin de lograr la libertad de todos los “presos políticos” entre el 11 de marzo de 1990 y la fecha del próximo plebiscito de salida.

Es cierto que todas estas materias -y otras más que también han sido fuertemente cuestionadas- han sido aprobadas o propuestas a nivel de comisiones, y luego tendrán que pasar al pleno, donde la obtención de dos tercios se ve difícil. Pero cabe no desestimar el impacto y desazón que generan estas primeras definiciones, porque de alguna manera están estableciendo el marco general dentro del cual se dará la deliberación constitucional, haciendo prever que alcanzar acuerdos será una tarea más compleja de lo previsto, sobre todo si se toma en cuenta que los grupos más extremos cuentan ya con el tercio para ejercer posibles vetos.

En estas primeras semanas de deliberación va quedando más claro que ninguno de los principales bloques políticos está tomando el liderazgo de la Convención, lo que se refleja en esta aparente pérdida de rumbo y en la facilidad con que las voces extremas se las han arreglado para instalar sus agendas. En este marco de preocupante desorden, llama la atención que las fuerzas políticas más moderadas que asumirán el próximo gobierno -principalmente el Frente Amplio y el Partido Socialista- hayan mostrado escasa voluntad para tomar un liderazgo más claro dentro de la Convención, a fin de intentar encauzarla y tejer acuerdos que permitan ir reuniendo los dos tercios. Esto por supuesto no solo iría en directo beneficio del país -que espera cambios de fondo, pero a la vez en orden-, sino que además evitaría la anomalía que supone tener en paralelo un gobierno que intenta dar certezas de manejo responsable de la economía, junto a una instancia constituyente que algunos se empeñan en llevarla por una línea completamente opuesta.

Es fácil advertir que un contexto así inevitablemente terminará dañando al propio gobierno de Gabriel Boric, sin que puedan descartarse escenarios tan contradictorios como que el futuro ministro de Hacienda, que vino justamente a dar tranquilidad y garantías de buenas políticas económicas, a la vez se vea en la necesidad de “justificar” la expropiación de la gran minería o el despojo arbitrario de los derechos de agua. Por ello para el nuevo gobierno resulta fundamental que la Convención sea un proyecto realizable, acorde a lo que espera el país, y por lo mismo debería buscar intervenir urgentemente para que así sea, antes de que sea tarde.

Esta tarea de liderar la Convención se ve naturalmente dificultada porque el FA y el PC, si bien aliados en el gobierno, en la Convención han separado aguas, donde los comunistas han buscado alianzas con los núcleos más extremos. Pero el polo que frenteamplistas, socialistas, Colectivo del Apruebo e Independientes No Neutrales pueden conformar -en conjunto con sectores de la centroderecha- supondría un contrapeso importante, cuyo poder debería empezar a ser ejercido cuanto antes por el bien del proceso constituyente. Cabe esperar que cuando en algunos días comiencen las votaciones en el pleno, estos sectores sean capaces de ir marcando una línea muy distinta de lo que se ha visto hasta ahora, y empiecen a brindar una necesaria conducción.

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