Imprescriptibilidad penal

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La propuesta contempla que no se pueda registrar a los menores.


Tiempo atrás en una columna bajo el título : "Prescripción y Derecho Penal. Un asunto de garantías ciudadanas" representé las razones jurídicas por las cuales estimaba, al igual que otros académicos, lo inapropiado de legislar sobre la imprescriptibilidad en materia de abusos sexuales a menores, y el precedente que implica para cualquier otro delito.

Por ello causa inquietud que el proyecto de ley, presentado al calor de urgencias propias de la contingencia, fuera finalmente aprobado de forma unánime tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados. Afortunadamente, al menos no prosperó la idea fruto de la inagotable capacidad de algunos parlamentarios de ignorar la Constitución, de aplicar la imprescriptibilidad de forma retroactiva, violentando un principio basal en que se ancla nuestro estado de derecho: la irretroactividad de toda ley penal.

Como es evidente, detrás del glamour popular del proyecto, se invisibilizan serios problemas desde un punto de vista penal, en particular se debilitan las garantías de todo ciudadano frente al ejercicio del poder punitivo del Estado, pues el paso del tiempo aumenta la probabilidad de un error judicial. Igualmente se erosiona la necesidad de certeza jurídica en las relaciones de la vida en sociedad.

Ciertamente esta materia, como cualquier otra de índole jurídica, puede ser razonablemente debatible. Lo que inquieta por lo mismo no es solo la aprobación de la ley, sino la unanimidad con que se aprueba. Resulta absolutamente inexplicable que ni un solo diputado o senador se atreva a desafiar un proyecto de ley cuando menos discutible y de dudosa constitucionalidad. Claro está, en una sociedad de víctimas, los principios ceden ante el embrujo de lo políticamente correcto. ¿Quién podría negar lugar a una reivindicación de las víctimas sin ser tildado de cómplice activo o pasivo de los abusos que se quieren sancionar?

¿Cómo explicar a la ciudadanía la importancia de la institución de la prescripción sin ser descalificado y acusado de encubrir los graves ilícitos que se quieren sancionar? Ver en los principios generales del derecho meros formalismos es indiciario de la debilidad actual de nuestras autoridades a la hora de legislar.

De hecho, el proyecto de ley sobre imprescriptibilidad se suma a una larga lista de proyectos con amplio apoyo popular pero escaso soporte técnico.

Cuando quienes están llamados a legislar ceden tanto por temor como por mero oportunismo político, el estado de derecho se debilita y -aunque ahora no se advierta- en el mediano y largo plazo, las garantías ciudadanas se erosionan. Como lucidamente lo explica el filósofo Norberto Bobbio:"La legitimidad moral calienta la sangre más que la fría legalidad, pero la democracia se basa en valores fríos como la legalidad".

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