Incierto futuro de gobiernos tras la pandemia
En las primeras semanas de la actual crisis sanitaria global que ya ha cobrado más de 270 mil muertos, los principales líderes mundiales aumentaron su popularidad. Tras años de cuestionamientos y desconfianza hacia la clase política, que explica en parte el ascenso de figuras ajenas al establishment, la ciudadanía volvió a apostar por quienes detentan el poder. Frente a la naturaleza de la amenaza, las instituciones recobraron su importancia y las autoridades de gobierno asumieron el control de la crisis.
Una situación que en algunos casos no solo ha terminado invisibilizando a la oposición, sino debilitando su apoyo ciudadano. En Italia, por ejemplo, donde los efectos de la pandemia demostraron ser especialmente duros, el primer ministro Giuseppe Conte, supera el 65% de aprobación -el porcentaje más alto de su mandato-, , y conforme los últimos sondeos el único partido que baja en apoyo es precisamente la Liga de Matteo Salvini, que desde agosto pasado lidera la oposición.
Pese a ello, a medida que los países vayan retomando su normalidad, las altas cifras de apoyo de la que han gozado los gobernantes durante estas semanas de crisis probablemente comiencen a revertirse. El escenario que se vislumbra, en especial en el plano económico, es una profunda recesión, que como aseguró el FMI será la peor que haya experimentado el mundo en 90 años. Según el organismo, al menos 170 países enfrentarán una regresión de sus economías y deberán hacer frente a inéditos niveles de desempleo. Entre abril y junio, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) habrá 195 millones de puestos de trabajo menos. El efecto de ese colapso económico, más allá de los planes impulsados por los distintos países para intentar moderarlo, tendrá inevitablemente consecuencias en el respaldo ciudadano a sus actuales gobernantes. Como sucedió tras la crisis financiera de 2008, el mundo podría ver una secuencia de derrotas electorales de los actuales partidos en el poder en los próximos meses y años. En Francia, por ejemplo, el Presidente Emmanuel Macron ya comienza a sufrir esos efectos, como señala una reciente encuesta. En solo un mes su apoyo cayó 16 puntos.
Pero el costo electoral no será el único efecto de la actual crisis sanitaria. Muchos adelantan también una ola de acciones judiciales contra los gobiernos en funciones en busca de cobrar responsabilidades por los alcances de lo sucedido. En España varias organizaciones civiles y personas naturales han presentado demandas judiciales contra el presidente del gobierno Pedro Sánchez por delitos que van desde la prevaricación hasta el homicidio imprudente y la infracción a las normas de prevención laboral. En Italia, más allá de las acusaciones cruzadas entre políticos, la fiscalía ha abierto investigaciones de oficio para determinar si hubo negligencia culpable en el manejo de la crisis en algunos regiones de Italia. Mientras que en Reino Unido la oposición Liberal Demócrata llamó a abrir una investigación parlamentaria contra el gobierno de Boris Johnson. Todo ello adelanta no solo un complejo escenario económico a futuro sino también un incierto panorama político que podría ahondar la inestabilidad e incrementar las tensiones sociales.
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