Independientes desordenados

Plebiscito
El plebiscito constitucional tiene fecha para el 25 de octubre. Foto: Mario Téllez

En la elección pasada, con voto voluntario y en el frenesí constitucional, se eligieron más de 100 alcaldes independientes, en su mayoría con filiación cercana a la centroizquierda. Buena parte de ellos va a la reelección, y con discurso antipartidos, en vez de las antiguas simpatías por el cambio constitucional.



Un elemento que será decisivo en las próximas elecciones es el factor de los candidatos independientes o de partidos pequeños, en especial en la contienda de los alcaldes. Si bien puede existir ese factor en los gobernadores, debido a la segunda vuelta, tienen más chance los grandes bloques de pasar a sus candidatos. Pero en el sillón municipal, el que saca un voto más es el alcalde, lo que hace dramática esa elección.

A modo de ejemplo, si en un municipio se presentan más de 6 candidatos, perfectamente podría pasar que el alcalde elegido tenga solo un 20% de los votos. En el escenario de participación obligatoria, y en el ambiente de desprestigio de los partidos, es muy tentador para figuras que fueron perjudicadas en las negociaciones o tienen sus propios caminos. En el oficialismo se celebró un pacto entre toda la centroizquierda, pero el error de no hacer las primarias en varias comunas como lo fue Pudahuel, Independencia o Concepción deja situaciones abiertas donde pueden entrar los independientes y marcar el resultado. Por otro lado, en muchos casos la persona designada por los partidos no ha logrado juntar la cantidad suficiente de votos como ocurre en Puente Alto o Independencia.

En el caso de la oposición, al momento de escribir estas líneas no hay un acuerdo con el Partido Republicano, lo que puede implicar que se presenten dos candidatos de derecha. En esa lógica se puede favorecer al oficialismo, pero también a un independiente que levante el discurso local de enojo contra lo establecido, se convierta en un símbolo contra los políticos tradicionales, o apueste a ser un Bukele local, entre otras particularidades. Eso puede funcionar pues si algo se sabe de los que fueron a votar de manera obligada en los dos plebiscitos y la elección de consejo, es que la principal energía fue votar en contra de algo. Una gran cantidad de independientes elegidos puede amagar la estadística que busca la oposición para mostrar que derrotó a la izquierda, y para el gobierno puede ser un lío tener en la última etapa un batallón de alcaldes díscolos exigiendo mayor seguridad en sus comunas.

En la elección pasada, con voto voluntario y en el frenesí constitucional se eligieron más de 100 alcaldes independientes, en su mayoría con filiación cercana a la centroizquierda. Buena parte de ellos va a la reelección, y con discurso antipartidos, en vez de las antiguas simpatías por el cambio constitucional. Algunos se han disfrazado de personajes de cómics, otros promueven la legalización de las drogas y varios se han convertido en justicieros contra proyectos mineros o energéticos en su comuna. El éxito de estas estrategias, donde todas corresponden a casos reales, puede tentar a los nuevos independientes, desatando una carrera municipal incontrolable.

En las dos elecciones municipales anteriores, los resultados fueron predictores de cómo iba a ser la presidencial. Así en el año 2016 Chile Vamos superó en alcaldes al oficialismo de entonces, con resultados simbólicos como en Maipú y Santiago. En las elecciones del 2021 ambas comunas cambiaron de signo, no siendo reelectos ninguno de los dos alcaldes, reemplazados por ediles jóvenes como símbolo de lo que iba a pasar en La Moneda. Si se mantiene la elección municipal como anticipo de lo que vendrá después, los independientes sui generis auguran un futuro incierto.

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