Inestable panorama político en Europa

Germany's Scholz calls confidence vote to pave way for snap election
REUTERS/Lisi Niesner

La caída del gobierno alemán, que forzó elecciones anticipadas, y la crisis política en Francia complica a los dos pilares de la UE de cara a la amenaza rusa y en vísperas del arribo de Trump a la Casa Blanca.



Al complejo escenario político en Francia, tras las elecciones anticipadas de mediados de año que dieron nacimiento a la Asamblea más fragmentada desde el inicio de la Quinta República, y cuya primera víctima fue el breve gobierno de Michel Barnier, la semana pasada se sumó el de Alemania. El canciller Olaf Scholz, como era previsible, perdió un voto de confianza en la Bundestag, el parlamento alemán, forzando unas elecciones anticipadas previstas para febrero próximo. Unos comicios que ya adelantan, según todas las encuestas, un giro político en ese país, donde los conservadores de la CDU, liderados por Friedrich Merz se alistan para lograr la mayoría, relegando, según varios sondeos a la socialdemocracia de Scholz a un histórico tercer lugar, detrás de la derecha nacionalista de Alternativa para Alemania. Aún quedan dos meses de campaña por delante, donde algunas cosas podrían cambiar, pero pocos dudan de que la CDU saldrá victoriosa.

Lo anterior, sin embargo, no adelanta un escenario tranquilo para los conservadores, herederos de Angela Merkel, porque como ya viene sucediendo en varios países europeos en los últimos años, ningún partido contará con una mayoría sólida que le permita formar gobierno en solitario. Ello obligará a formar pactos para asegurar la gobernabilidad del país, algo que ha quedado claro, no es fácil por estos días. Más aún cuando las recetas de unos y otros para enfrentar el complejo escenario tanto económico como geopolítico que enfrenta Alemania muestran claras diferencias. El más probable sucesor de Scholz en la cancillería alemana presentó un duro programa para hacer frente al virtual estancamiento que atraviesa la economía germana, principal motor de la Unión Europea. Además, ha insistido en endurecer los controles contra la inmigración, uno de los principales problemas para la población, que explica además el ascenso de la derecha nacionalista.

Cualquier pacto posible, tanto con la SPD, reeditando la idea de la gran coalición surgida en los últimos años de Merkel, o con los Verdes, que podrían obtener cerca de un 10%, plantea serios desafíos. Con los primeros, por la oposición entre su apuesta por un mayor gasto para hacer frente a la crisis y las políticas de mayor austeridad de la CDU. Y con los segundos, por la posición más dura de los Verdes frente al uso de energías limpias, hoy desafiado tras la interrupción del suministro de gas ruso luego de que estalló el conflicto en Ucrania, que además ha encarecido el costo de la energía.

Todo ello plantea dudas sobre la estabilidad del próximo gobierno alemán que, sumado a la clara inestabilidad de Francia, adelanta un complejo escenario para la Unión Europea. Los dos pilares del bloque se encuentran no solo atravesando un panorama político incierto, sino que, además, sus economías enfrentan dificultades, ya sea por su elevado déficit o su virtual estancamiento.

Lo anterior es aún más relevante considerando los desafíos que enfrenta el bloque. Por una parte, con el conflicto en Ucrania y la amenaza rusa de que la guerra pueda extenderse -varios países del bloque ya vienen enfrentando lo que califican de agresiones híbridas de parte de Moscú- y, por otra, con el cambio de inquilino en la Casa Blanca. La llegada de Trump no adelanta una fácil convivencia entre EE.UU. y la UE, a la luz de sus últimas declaraciones y de lo que fue su anterior periodo en el poder.

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