Informe del PNUD

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SEÑOR DIRECTOR:

El Informe 2024 del PNUD presenta un panorama preocupante sobre la capacidad de nuestra sociedad para conducir cambios que incrementen los niveles de bienestar y confianza. Una de las razones entregadas se debe a una relación disfuncional entre la ciudadanía, las élites y los movimientos sociales. Además de las condiciones actuales del debate público. ¿Qué podría explicar esta compleja situación?

Si bien son múltiples los factores, uno de ellos deriva del discurso de las transformaciones “estructurales, profundas y radicales” que se instaló desde mediados de la década pasada -y que tuvo su mayor expresión en el primer proceso constitucional-. Esta retórica ancló un peso abrumador de insatisfacción y expectativas sobre gran parte de la ciudadanía que no se pueden cumplir de la noche a la mañana. Sumado a que fueron pensadas desde premisas equivocadas sobre cuales debían ser las bases de nuestro país.

¿Cómo salimos del pantano frente a expectativas no cumplidas, falta de confianza, un mal diagnóstico y un escenario de polarización? Tal como sostiene el informe, se requiere reconstruir los lazos entre grupos y promover soluciones graduales a nuestros problemas. Sin embargo, para ello, la primera tarea es aterrizar las discusiones políticas y asumir que cada persona que compone nuestro país tiene un rol central en este camino. Dividir a las sociedades en grupos necesariamente antagónicos es una estrategia que, si bien da réditos electorales en el corto plazo, no ayuda a la construcción de un país que sea más justo, ni mucho menos en lograr una convivencia más sana que perdure en el largo plazo.

Lo anterior fuerza a nuestros liderazgos a cambiar la estrategia imperante en el discurso político. Hablar con honestidad y franqueza, y evitar caer en eslóganes y caricaturas sobre el país.

Miguel Ángel Fernández

Subdirector académico Faro UDD

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