Inicio del año escolar
Por Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar
A pesar de todos los esfuerzos realizados por las escuelas y las políticas públicas, una cosa tenemos clara: la educación remota no logra reemplazar a la educación presencial. Diversos estudios dan cuenta de las pérdidas en los aprendizajes que se producen en los estudiantes, especialmente en aquellos más vulnerables, lo que se suma a los problemas de salud mental o de socialización que puedan desarrollar.
Un tema central que ha estado fuera de los debates se refiere precisamente a cómo enfrentar pedagógicamente este nuevo año escolar, haciéndose cargo de las dificultades que se manifiesten luego de la pandemia.
En primer lugar, será clave conocer con mayor certeza cuánto realmente aprendieron los estudiantes durante el 2020, de manera que los colegios elaboren sus estrategias de reforzamiento y nivelación para recuperar los aprendizajes faltantes.Inquietud que viene a responder la evaluación diagnóstica que realizará la Agencia de la Calidad, con el objetivo de dar cuenta del nivel de aprendizajes, el estado socioemocional de los estudiantes y poder plantear orientaciones que apoyen la toma de decisiones de las escuelas.
Junto con lo anterior, el Mineduc recientemente presentó un nuevo plan de Escuelas Arriba, que busca entregar apoyo a todos los establecimientos que voluntariamente se inscriban para desarrollar sus planes de nivelación. De esta manera se busca generar una metodología de nivelación de aprendizajes para recuperar los contenidos perdidos, se pondrá un foco especial en la lectoescritura, así también en la prevención de la deserción -para lo cual ya se han tomado una serie de medidas que fueron propuestas por la Mesa de Prevención de la Deserción- y generar una red de colaboración entre los colegios que se sumen a este programa de manera de ir fortaleciendo las buenas prácticas y experiencias.
Son estas medidas las que debieran ocupar nuestra atención dentro de las discusiones educativas. Pensar y buscar aquellas políticas que permitan de mejor forma apoyar el trabajo de las escuelas. Al mismo tiempo, establecer tutorías para apoyar el trabajo de los profesores, fortalecer y entregar capacitación y apoyo a los padres -ante un año que seguirá siendo en pandemia y donde deberán cumplir un rol de guía de los aprendizajes más activo-, robustecer la relación entre el profesor y el alumno y en especial cómo lograr la motivación de los últimos, especialmente si existirán comunidades educativas que no podrán tener clases presenciales todos los días y al 100%. Por último, cómo nos hacemos cargo de la salud mental desde la educación. Un niño que no está bien emocionalmente no puede aprender, en ello debemos poner esfuerzos significativos para prevenirlo.
Es de esperar que, con el transcurso del año, podamos conversar y discutir respecto a estos temas, analizar las diversas experiencias y promover aquellas que han logrado buenos resultados.