SEÑOR DIRECTOR:
En los últimos días se ha hablado ampliamente sobre las personas autistas. Primero, por la lamentable noticia de una agresión en el sur del país, y recientemente, por los desafortunados dichos de un profesor de Quilpué, quien en redes sociales se refirió a estudiantes autistas con una ligereza inaceptable.
Quisiera recordar que cada persona autista es única, de ahí el término “espectro”. Y reiterar que ser autista no es una moda; el aumento en los diagnósticos se debe, en gran parte, a la mejora en los métodos de detección y a una mayor visibilización de estos casos, no a una tendencia que se siga por imitación o conveniencia.
Las terapias para fomentar la integración y la comunicación no son modas pasajeras, sino una necesidad frente a un diagnóstico médico que requiere compromiso, atención y comprensión por parte de la sociedad, así como un mayor nivel de profesionalismo en el ámbito docente, ante los nuevos desafíos educacionales.
La liviandad con la que se opina duele, porque hablamos de inclusión y seguimos en el punto de partida.
Bernardita Milad
Abogada, mamá de un niño autista
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