Isabel II y el peso de la corona

Reina Isabel II y príncipe Carlos de Gales
CREDITOS: SAMIR HUSSEIN/WIREIMAGE


Por Alberto Rojas M. director del Observatorio de Asuntos Internacionales de la U. Finis Terrae

A lo largo de sus 70 años en el trono, la Reina Isabel II conoció a 16 primeros ministros británicos y a 14 presidentes de Estados Unidos, además de siete papas. Antes de ello vivió en carne propia los bombardeos alemanes sobre Londres, durante la Segunda Guerra Mundial. Su coronación fue la primera de la historia en ser televisada. Y el 9 de septiembre de 2015 se transformó en una fecha emblemática dentro de su reinado, tras superar los 23.226 días que su tatarabuela, la reina Victoria, había sido monarca del Imperio Británico.

Son muchísimas las cifras, momentos solemnes, crisis y anécdotas que se pueden asociar a su reinado. Sin embargo, lo cierto es que Isabel II se ganó su lugar en la historia británica y mundial hace mucho tiempo.

Su primer gran desafío fue el hecho mismo de convertirse en reina, tras la muerte de su padre, el Rey Jorge VI, en 1952. Una época muy diferente a la actual, en la que su juventud (tenía apenas 26 años) y el hecho de que fuese mujer, fueron aspectos que muchos miraron con desconfianza.

A pesar de eso, al poco tiempo ella demostró que era absolutamente capaz de asumir las trascendentales funciones para las que había sido preparada durante años. En gran medida, al tomar una decisión que marcaría su reinado hasta el último día: entregarse de lleno a su rol de monarca.

A lo largo de estas siete décadas, la Reina Isabel II siempre estuvo consciente de la enorme responsabilidad que pesaba sobre sus hombros. Después de todo, ella representaba la cohesión e identidad del Reino Unido (un país conformado por diferentes naciones), así como la continuidad de una institución que tenía siglos de antigüedad.

Su reinado no fue fácil -probablemente nunca lo fue- ni perfecto, pero siempre mantuvo firme el timón de ese enorme navío que ha sido la monarquía británica. Un trabajo a tiempo completo, muchas veces criticado e incomprendido, y al que solo la muerte puso fin.

Si uno revisa la dinastía Windsor, descubre que Jorge V (1910-1936), Eduardo VIII (1936) y Jorge VI (1936-1952) reinaron en un mundo turbulento que fue azotado por dos guerras mundiales, una pandemia (la Gripe Española) y la Gran Depresión, entre otros hitos. Pero la segunda mitad del siglo XX fue testigo de transformaciones políticas, económicas, sociales y tecnológicas mucho más profundas y radicales.

La reina Isabel II enfrentó los años más difíciles de la Guerra Fría, vio la construcción y la caída del Muro de Berlín, la irrupción de la informática, la llegada del hombre a la Luna, el nacimiento de la cultura de masas, los movimientos sociales de los años 60 y 70, y la desaparición de la Unión Soviética.

En ese aspecto, el mundo en el que reinaron su abuelo, su tío y su padre, fue mucho menos desafiante para la corona británica, comparado con el que le tocó vivir a ella.

Por eso, el logro más significativo de su extenso reinado fue mantener intacta la monarquía hasta nuestros días. Un reto que implicó sacrificios y aprendizajes, así como matrimonios con plebeyas, divorcios escandalosos, tragedias familiares, acusaciones judiciales, y asumir en forma temprana la soledad que viene con el trono.

¿Cuál fue su mayor desafío? Probablemente, el haber superado los momentos más difíciles ante gran parte del pueblo británico, tras la muerte de Diana, y recuperar su afecto a través de los príncipes William y Harry (a pesar de su comentado distanciamiento). La verdadera nueva generación de la monarquía británica, mucho más cercana a la gente, que comprende la importancia de internet y de las redes sociales, así como el valor de las tradiciones y el compromiso con el país.

Carlos, su hijo y heredero, tras décadas de espera, finalmente se ha convertido en el Rey Carlos III. Y aunque aún no hay claridad ni certeza de cuánto tiempo durará su reinado, lo único seguro es que será visto como un período de transición.

A diferencia de sus predecesores, la vida de la reina Isabel II ha sido plasmada en una serie de biografías, películas y la exitosa serie “The Crown”. Y eso, de una u otra manera, la volvió más accesible a los ojos de los británicos y del resto del mundo, que han podido dimensionar de mejor forma sus sacrificios y el verdadero peso de su corona. Una figura cuyo recuerdo y legado seguirán vivos durante décadas.

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