Izkia Presidenta
La aparición fulminante en medio de la pandemia de una mujer con carácter y presencia pública, doctora y de izquierda, es un revival demasiado potente para pasar desapercibido en la oposición.
Citando a sus dos abuelas, el abogado Ricardo Escobar se despachó una columna durísima en contra de la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, ayer en La Tercera. Apelando a las fábulas, la cuestionó por sus actuaciones, dichos y experiencia, caracterizándola en un texto que indignó a la izquierda y que fue trending topic en medio de la pandemia.
¿Qué atributos tiene la doctora Siches para provocar tan férrea defensa en la centroizquierda? ¿Qué hace que Izkia tenga la mejor nota de aprobación como liderazgo en medio de la pandemia? Para la izquierda, Izkia es la última esperanza. A 18 meses de la elección presidencial, no hay otro liderazgo en la oposición que pueda evitar que la centroderecha se reelija en el gobierno, y esa es una de sus principales virtudes en estos tiempos.
Por lo pronto, el gobierno logró sobrevivir a un evento de magnitud gigantesca, como el estallido de violencia de octubre, y hoy, a pesar de las críticas interesadas, está resistiendo razonablemente el impacto de la pandemia. Si, como en otros países, la situación se normaliza en las próximas semanas, Sebastián Piñera habrá podido sortear con relativo éxito las dos peores crisis políticas, sociales y económicas que puede sufrir un gobierno y aún mantenerse en su puesto, dejando la mesa servida para que un líder de su sector lo suceda.
Para la izquierda, en tanto, el resultado es desastroso. No sólo no ha logrado posicionar un solo liderazgo o frente común para enfrentar estas contingencias. Además, ha perdido tiempo valioso con debates espurios, presentándose como pequeña, populista e intrascendente. Cuesta creer que hace menos de tres años, muchos de los dirigentes de oposición estaban a cargo del país, ya que hoy son incapaces de sostener una propuesta seria.
En este contexto, la aparición fulminante en medio de la pandemia de una mujer con carácter y presencia pública, doctora y de izquierda, es un revival demasiado potente para pasar desapercibido en la oposición. Fue hace 18 años cuando otra mujer, también doctora y de izquierda, aparecía arriba de un tanque en medio de una catástrofe natural, irrumpiendo entre los viejos liderazgos de la Concertación y llegando a ser elegida Presidenta de Chile en dos ocasiones.
Pero el escenario social y político, la sorpresiva irrupción y sus coincidencias con Bachelet no son lo único que favorece a Izkia. Pese a su pasado comunista y sus vínculos con la izquierda más radical, ha logrado proyectar una imagen moderada, convocando desde su rol a todos los actores políticos, sin distinciones ni vetos. Pese a su pasión y energía, y a pequeños gaffes cometidos, ha mostrado su disposición al diálogo y ha participado en las convocatorias del gobierno. Pese a su inexperiencia en otras materias distintas de la salud, ha convocado a reconocidos expertos y los ha convencido de presentar propuestas con la firma de ella.
Si esto no fuera suficiente para prender las alarmas en la derecha, falta un atributo fundamental: Izkia el próximo 4 de marzo cumplirá 35 años y, con esto, el requisito legal para poder postular a la Presidencia de la República. Así, podría concretar la posibilidad de representar a toda una generación que está lejana a la política y que se ha manifestado con fuerza en las calles y en redes sociales, pero no en las urnas.
¿Puede Izkia llegar a ser Presidenta? Espero que no, porque estoy seguro de que detrás de la piel de oveja con la que se viste, hay un lobo con la misma ideología nefasta y destructiva propia de la izquierda. Además, la última vez que una doctora de izquierda estuvo a cargo del país, comenzó el proceso de desmantelación de nuestras instituciones, comprometiendo seriamente su futuro.
Sin duda, Izkia Siches se va perfilando como la única opción de la oposición para disputarle el gobierno a la derecha y con serias posibilidades de complicar al candidato que lidera las encuestas, el mismo que hace 15 años fue derrotado por otra mujer que irrumpió de manera sorpresiva. Pero para enfrentarla, no hay que recurrir a fábulas ni a analogías que se prestan para las malas interpretaciones y victimizaciones. Una vez que termine la pandemia, a Izkia hay que sacarla al pizarrón, evidenciar lo que piensa ella y quienes la asesoran y rodean, para así evitar que termine convirtiéndose en el liderazgo que aglutine y pueda devolverle el gobierno a la izquierda.
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