La ascensión del género
Por María de los Ángeles Fernández, analista política y presidenta Fundación Hay Mujeres
Un Chile difícil de escrutar convive con la obviedad. Un ejemplo de lo último es que, a la base del 68% del voto femenino menor de 30 años que recibió Gabriel Boric, está el más que seguro rechazo a los planes que abrigaba José Antonio Kast para las chilenas. Malestar especial puede haber merecido la idea de suprimir el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género.
Considerado como logro importante del segundo mandato de Michelle Bachelet, cabe preguntarse si su actual condición resultará idónea para el “gobierno feminista” prometido por el candidato de Apruebo Dignidad. Es en ese marco que podrían situarse las declaraciones de la diputada Camila Vallejo al confesar su aspiración a que éste ingrese en el Comité Político el que, aunque ha ido variando en el tiempo, nunca ha dejado de estar conformado por quien detecta la Presidencia junto con los Ministerios del Interior, Secretaría General de la Presidencia, Secretaría General de Gobierno y de Hacienda.
Entrar al cenáculo donde se abordan temas estratégicos para la marcha del gobierno supone entrar, a fin de cuentas, a formar parte del “Centro de Gobierno” (CdeG). Se entiende por tal el grupo de instituciones que prestan apoyo directo a quien encabeza el poder ejecutivo y que, a diferencia de los ministerios en línea o de otras agencias de la administración, no suministran servicios directos ni son responsables de áreas específicas de política pública. Sus lógicas son más bien transversales en relación con análisis, proyecciones, propuestas de políticas, diseños de acción, contenidos y relación con la ciudadanía, entre otras.
De concretarse, supondría un valor agregado para la aspiración de la transversalidad de género en la gestión de un Estado que, además, se está viendo sometido a desafíos mayores de descentralización aunque, por otro lado, podría entrar en colisión con la labor de ejecución de políticas y de programas de SernamEG. Adicionalmente, no hay que descuidar los refuerzos que podrían venir desde el “Segundo Piso”, con asesoría presidencial para lo que se considera un tema prioritario del “nuevo ciclo”. Cualquier diseño haría mal en ignorar a Segpres que, aunque deberá volcarse en la coordinación con el Congreso para alcanzar mayorías que no se ven fáciles, supone una importante atalaya de gestión global por su rol de monitoreo del programa gubernamental.
A una reingeniería probable de los asuntos de género al interior el Estado habría que sumar el debate suscitado por Irina Karamanos en relación al rol de “primera dama”. Frente a todo ello, resulta de interés revisar las recomendaciones de la OCDE así como experiencias tales como la Women´s Unit (de la era de Tony Blair) y la Office of Women (del Departamento del Primer Ministro y Gabinete de Australia).