La columna de Francisca Jünemann: 203
"Una reforma a la principal desigualdad y barrera laboral femenina consagrada en nuestro Código del Trabajo en “ese 203″ es tan apremiante, que no puede estar sujeta a una reforma tributaria -como señaló el Ministro Giorgio Jackson en la sesión de la Comisión de Trabajo del Senado- ni postergada hasta el resultado del proceso constituyente, como ha señalado también el Gobierno".
Parece una carrera que no termina nunca…Cuando creemos que estamos llegando a la meta aparecen, inexorables, miles de metros aún de distancia.
Hace tantos años que distintos gobiernos de diferentes sectores políticos y organizaciones de la sociedad civil han intentado terminar con una de las principales barreras a la contratación de mujeres: el artículo 203 del Código del Trabajo que impone a las empresas a partir de la mujer número veinte contratada (de cualquier edad, con o sin niños) la obligación de tener o pagar salas cunas para las hijas o hijos menores de 2 años. Norma que afecta a todas las mujeres, no sólo a aquellas que son madres.
Ya antes de la pandemia, el 86% de las empresas limitaba a diecinueve la cantidad máxima de mujeres contratadas, problema que hoy se agrava, porque el grupo que menos ha recuperado el empleo a los niveles prepandemia está compuesto por mujeres con niñas o niños menores de 3 años en el hogar.
En Zoom de Género -el informe laboral mensual con enfoque de género de OCEC UDP y ChileMujeres- muestra que el 4% de las mujeres a nivel general tiene una variación negativa en sus trabajos respecto de los niveles prepandemia y al hacer zoom, el rezago alcanza el 24% en aquellas con niñas y niños menores de 3 años, porcentaje que abarca a más de 370 mil mujeres que no han recuperado sus empleos, dañando su autonomía y libertad.
Si bien el IFE Laboral y el Subsidio Protege (ambos transferencias directas a las mujeres con nuevos contratos o trabajos formales) son buenas políticas públicas, no son suficientes si la ley mantiene un desincentivo para que las organizaciones las contraten. Hay que impulsar la oferta y la demanda.
Un primer paso en esa dirección se dio la semana pasada con la aprobación en general por la Comisión de Trabajo del Senado del proyecto de ley de sala cuna (Boletín Nº 14.782-13), segunda iniciativa en la materia presentada por el gobierno anterior, tan solo dos meses antes de terminar su mandato.
Estuvimos presentes en la sesión de la comisión por invitación de su presidente, el Senador Luciano Cruz-Coke y expusimos las mejoras que se debiesen hacer; porque el proyecto de ley tiene buenos propósitos, pero debe ser sustancialmente cambiado.
Las sugerencias técnicas que expusimos buscan extender el derecho a sala cuna a las madres y a los padres, desvinculando su costo de la contratación de mujeres. El proyecto en su actual estado, no considera al padre y mantiene asociado a las madres el gasto de la empresa por concepto de sala cuna en mayor o menor medida según el tamaño de la empresa. Nuestras propuestas de indicaciones conversan a su vez con el Programa de Gobierno del Presidente Gabriel Boric (muy fuerte en corresponsabilidad) y no pueden ser sacadas adelante por el Congreso solo. Necesitan del apoyo del Ejecutivo al implicar recursos del Estado.
Esperemos llegar a la meta, no pronto, sino ahora. Porque una reforma a la principal desigualdad y barrera laboral femenina consagrada en nuestro Código del Trabajo en “ese 203″ es tan apremiante, que no puede estar sujeta a una reforma tributaria -como señaló el Ministro Giorgio Jackson en la sesión de la Comisión de Trabajo del Senado- ni postergada hasta el resultado del proceso constituyente, como ha señalado también el Gobierno.
* La autora es presidenta ejecutiva Fundación ChileMujeres.