La columna de Gonzalo Said: La seguridad como pilar esencial del desarrollo

Doble homicidio en sector Nuevos Campos en Graneros

El asesinato a sangre fría a un matrimonio de agricultores en Graneros y el secuestro de una menor en Santiago son cosas que estremecen a cualquiera y sobre las que nunca debiéramos dejar de sorprendernos y alarmarnos



El asesinato a sangre fría a un matrimonio de agricultores en Graneros y el secuestro de una menor en Santiago son cosas que estremecen a cualquiera y sobre las que nunca debiéramos dejar de sorprendernos y alarmarnos.

Estos casos son un eslabón más de una cadena que ya se ha engrosado más de la cuenta y sobre la que debemos exigir acción. Lo cierto es que la seguridad se ha convertido en la principal preocupación de los chilenos, desplazando otras demandas sociales. Según la encuesta Pulso Ciudadano de marzo de este año, la delincuencia ocupa el primer lugar (47%) en las inquietudes de la población, seguida de la inmigración (37,1%). De los 6 principales problemas percibidos por la ciudadanía 5 están relacionados con la inseguridad.

Este contexto exige que este tema sea un eje central de las prioridades del Gobierno actual y sea un eje estructurante en las propuestas de los candidatos presidenciales. Porque finalmente abordar la inseguridad es responsabilidad en primer lugar del Estado.

Sin embargo, desde el sector privado y la sociedad civil podemos aportar con la experiencia, los datos y la inteligencia que se ha desarrollado en las empresas en una colaboración efectiva con el sector público. En este sentido, la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA) presentó a mediados del año pasado una agenda con más de 20 medidas para enfrentar la crisis de seguridad. Estas propuestas se estructuraron en cinco ejes, que incluían acciones de coordinación público-privado -como implementar un sistema georreferenciado que, con información aportada también por privados, modele zonas riesgosas-, acciones desde el sector privado -poner a disposición de la Fiscalía información sobre mercados de bienes robados vinculados al crimen organizado-, el Impulso de iniciativas que fortalecieran el combate al crimen y acciones internacionales, entre otras medidas.

La inseguridad no solo afecta la percepción ciudadana, sino que también tiene consecuencias económicas tangibles. El éxodo del comercio y las oficinas del centro de Santiago, el cambio en los horarios de atención de restaurantes y malls, los mayores costos de empresas industriales en sofisticados sistemas de seguridad y las cuantiosas pérdidas asociadas al robo de mercancías, son solo algunos ejemplos del lastre económico que tiene la inseguridad.

El momento de actuar es ahora. Hay que pasar de la parálisis del análisis a la acción, efectiva y coordinada. Es imperativo que los futuros líderes del país prioricen la seguridad en sus agendas, promoviendo políticas integrales que involucren a todos los actores sociales. Solo mediante un trabajo integral y el análisis inteligente de los datos disponibles podremos generar un cambio cualitativo que contribuya a combatir esta amenaza y así recuperar la confianza que Chile necesita para su desarrollo económico y social.

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