La columna de Guarello: Diez años de abuso
"Hubo que acudir a las esferas más alta de la justicia chilena para que el consejo de presidentes de la ANFP no siguiera abusando de los clubes que venían de las categorías más bajas".
Este jueves 10 de febrero la Corte Suprema ratificó el fallo que obliga a la ANFP a pagarle un millón de dólares a Deportes Valdivia por la obligación, que vulneraba todas las leyes de la libre competencia, de pagar esa misma cifra a la misma ANFP por tener el “derecho” a ascender a Primera B tras ganar el torneo de la Segunda División Profesional el 2016. Y como los valdivianos descendieron el 2020, exigieron la plata de vuelta. Como en Quilín, era de esperarse, les negaron este pago, fueron a la justicia y finalmente la Tercera Sala de la Suprema terminó dándole la razón al club. Esto se suma a la multa que le impuso el Tribunal de la Libre Competencia y ratificado también por la Corte Suprema en abril del 2021 por la misma práctica abusiva de cobrar 24.000 UF a quien osara ganar el torneo de la Segunda Profesional y tener derecho a los dineros de la televisión por participar en la B.
Dijo entonces la Suprema: “el establecimiento, regulación y exigencia de la cuota de incorporación objeto del requerimiento, constituye una barrera de entrada al mercado relevante, diseñada exclusivamente por los incumbentes con una finalidad u objetivo exclusorio o anticompetitivo”. Y remata: “Esta sentencia ratifica que el fútbol profesional chileno, cuyo único organizador es la ANFP, es una actividad económica y que no existen mercados que puedan eximirse de cumplir con las leyes de libre competencia”. Dato importante: la ANFP todavía no paga la multa.
Hubo que acudir a las esferas más alta de la justicia chilena para que el consejo de presidentes de la ANFP no siguiera abusando de los clubes que venían de las categorías más bajas. Pero esa fue apenas una pelea, el problema estructural de la Segunda Profesional continúa y no hay luces de poder solucionarlo. Me explico, desde que fue creada el 2012, esta categoría sólo tuvo como único propósito dificultar lo más posible que los cuadros de Tercera División pudieran acceder a los derechos de televisión. Se inventó una división, esto vulneraba el reglamento de la Federación, que integrarían seis “equipos filiales” (duraron tres años) y seis de la Tercera. Además, caraduras, exigieron que los planteles fueran Sub 23 y sólo con jugadores chilenos, salvo las filiales que podían alinear dos. Tres años después metieron el derecho de admisión de 24.000 UF.
Lentamente se han ido desamarrando los nudos impuestos por la ANFP a esta división inventada. Los tribunales derribaron el derecho de admisión y el SIFUP, a punta de amenazas de huelga y movilizaciones logró correr el cerco, y hoy se puede tener seis jugadores mayores de 26 años y un tope de treinta millones mensuales para conformar los planteles (incluye cuerpo técnico). Antes eran diez millones miserables.
Sin embargo, la amenaza sobre la Segunda Profesional es permanente a partir de que los presidentes de sus clubes no participan del consejo de presidentes. Es decir, otros deciden por ellos, les imponen las bases y les cambian las reglas del juego según se les cante. No existe otra actividad económica en Chile que funcione con ese grado abuso de posición de privilegio. Y eso es mucho decir en este país.
Si analizamos el fallo del TLC con respecto al derecho de admisión, este perfectamente podría ser ampliado a la edad de los jugadores y los topes de presupuesto ¿Por qué limitar el mercado de trabajo a los jugadores? ¿O sólo los equipos de Primera pueden tener veteranos? Es una clara violación de las leyes laborales en Chile. Luego ¿Por qué limitar los presupuestos? Otra violación a la libertad de emprender, invertir y fijar costos. No hay argumento posible, salvo la clara intención de controlar, minimizar y quitarle poder a los ya muy maltratados equipos de la Segunda. El TLC debe intervenir otra vez, en Quilín sólo entienden a palos. Y a veces, ni los palos los hacen aprender.
Ahora, si me preguntan, más que fallos judiciales lo que se necesita es una medida drástica: eliminar la división completa y que el campeonato de Tercera sea la plataforma al profesionalismo. Tarde o temprano tiene que suceder.