La columna de Guarello: Un circo
“Las estadísticas no mienten. El 90% de las últimas chiflotas y fallos espantosos en Sudamérica han favorecido a equipos brasileños. Antes, en la época de los sobres con dólares, era más surtido: al menos repartían saqueos por todo el Atlántico y unas monedas de vuelto caían en Paraguay”.
En la última doble fecha eliminatoria, Óscar Tabárez ya lo había advertido: el VAR necesita un VAR. Hace más de 200 años Napoleón se preguntaba quién vigilaba a los vigilantes, teniendo a Fouché como jefe de la Policía. El tema es que el sistema de asistencia referil se descuadró en Sudamérica, agregando problemas más que solucionándolos. La última batahola tras la eliminación de Boca Juniors frente a Atlético Mineiro fue provocada por las “creativas” interpretaciones de los hombres frente a la pantalla, más los habituales desmadres de los jugadores argentinos cuando quedan fuera de algún torneo.
Simpatías más o simpatías menos con el equipo xeneize, usando su camiseta más fea de la historia, la pregunta es de cajón. ¿Se puede cobrar un offside de rodilla? Claro, estrujando el reglamento y pixeleando la imagen hasta transformarla en un pantallazo de Minecraft, capaz que sí, pero hay cosas que tiene que resolver el árbitro con un mínimo de criterio y sentido del juego. No sé si haya un premio a final de temporada en la Conmebol para el fallo más desquiciado del año, un galvano tal vez, pero a los árbitros de por acá solo les falta dirigir arriba de un pony. Y los que “ayudan” desde el VAR parece que tuvieran cataratas: ven cada cosa. Y si no la ven, se la inventan.
La idea era terminar con las peleas en los túneles, los extintores volando por los aires y los árbitros sancionados, pero está ocurriendo todo lo contrario. Tanto las Eliminatorias, como la última Copa América con un punto culminante en la actual Libertadores, han sido un reguero de polémicas, cobros insólitos y jueces de cabeza al patio de los callados. Menos mal que se está jugando sin público.
No vamos a seguir pateando en el suelo a Eduardo Gamboa y César Deischler después del mega error en el duelo Cerro Porteño con Fluminense. Esos quedaron fuera de norma, o fuera de cuadro, como el lateral Samuel Xavier quien no solo habilitaba a Mauro Boselli, sino que a todo Paraguay. Una locura.
Incluso en cosas más terrenales, como la mano de Lanaro contra Palmeiras, hace falta esos que ya mencionamos: criterio futbolístico, entender el juego, que el árbitro maneje el reglamento con inteligencia y no se cuelgue de nimiedades reglamentarias que cuestan demasiado caro. La comparación es válida: ¿En Europa se cobra esa mano de Lanaro? ¿Alguien ha visto en un torneo de la UEFA un penal de esas características? Al contrario, los árbitros, preocupados del desarrollo del juego y no de andar desenfundando a diestra y siniestra, pasan de este tipo de jugadas y desde el VAR ni les avisan. Recuerdo un partido Leeds-Manchester City en la primera rueda de la pasada Premier: con el marcador empatado, hubo una mano clarísima en el área de Leeds, penalazo, porque el remate iba directo a las redes. Pero, como la acción siguió, la pelota no salió en los próximos nueve minutos, nadie reclamó, el árbitro dejó seguir y desde el VAR se quedaron callados. Pasó la vieja, los cobros tienen un momento. Por supuesto, la mano no fue mencionada en las declaraciones post partido.
Hay algo claro, en todo caso. Las estadísticas no mienten. El 90% de las últimas chiflotas y fallos espantosos en Sudamérica han favorecido a equipos brasileños. Antes, en la época de los sobres con dólares, era más surtido: al menos repartían saqueos por todo el Atlántico y unas monedas de vuelto caían en Paraguay. Hoy Brasil se quedó con todo.
No sé en qué terminará esto, si la Conmebol hará un ajuste o traerán jueces europeos a ordenar la barraca, pero no es un hecho que en el fútbol sudamericano pasa cualquier cosa, como ese jugador ecuatoriano de 25 años que jugó por la Sub 20 de Perú. En serio, no me extrañaría que en los próximos duelos de la Copa se anule un gol por offside de lengua o, incluso, perdonen el ejemplo, pero las cosas van para allá, por un “paquete” que la perpendicular trazada desde el VAR indicó un centímetro adelantado.
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