Columna de Joanna Davidovich: “Manos a la Obra”
"La primera condición necesaria para aumentar la capacidad de crecimiento de nuestro país es generar consenso en que éste debe ser un objetivo prioritario, entre las autoridades de gobierno, los parlamentarios, y la sociedad en su conjunto."
Hemos tenido múltiples señales en los últimos días sobre el futuro económico de nuestro país. El FMI y la OECD emitieron sus informes sobre Chile y el Banco Central publicó un nuevo Informe de Política Monetaria (IPOM). El panorama económico para éste y el próximo año se ve bastante complejo: un crecimiento bajo o nulo en Chile y una alta inflación, con un escenario global incierto y no exento de riesgos. Está en proceso ya el ajuste necesario para contener la inflación y, en parte, la caída de la demanda para los próximos dos años es inducida para lograrlo.
Sin embargo, el escenario de mediano plazo no se ve mucho mejor en términos de crecimiento. El crecimiento tendencial de Chile se ha ido reduciendo sistemáticamente en más de una década y las distintas estimaciones lo sitúan cerca del 2%.
El crecimiento es un factor fundamental para aumentar las oportunidades de las personas y mejorar su calidad de vida. Esto se traduce, por ejemplo, en acceso a más empleos de calidad, mejores remuneraciones, mayores oportunidades para emprender, así como mejores condiciones de salud, educación y vivienda, y la posibilidad de financiar una mejor red de protección social. En resumen, mayores oportunidades de progreso.
La primera condición necesaria para aumentar la capacidad de crecimiento de nuestro país es generar consenso en que éste debe ser un objetivo prioritario, entre las autoridades de gobierno, los parlamentarios, y la sociedad en su conjunto.
El Presidente planteó en su Cuenta Pública la necesidad de recuperar la inversión y la meta de que la productividad vuelva a crecer al ritmo de 1,5% al año en lugar del estancamiento de los últimos 10 años. Resulta muy alentador ver explícitamente el objetivo de retomar el crecimiento potencial y la productividad como protagonista en esta ecuación. Avanzar en una agenda potente que permita impulsar el crecimiento es imperativo en el escenario actual.
La productividad es clave en el crecimiento de largo plazo y pese a múltiples esfuerzos y agendas de distintos gobiernos, no hemos logrado ponerla en el centro como protagonista y hacer los cambios que se requieren. La productividad es relevante porque con el mismo empleo y capital podemos lograr una mayor producción de bienes y servicios y por tanto un mayor crecimiento con todos los beneficios que éste tiene. Es una meta muy ambiciosa la planteada por el gobierno, pero es el camino correcto.
Una vez que tenemos claro el norte, es necesario establecer las políticas públicas adecuadas y eliminar las malas políticas y trabas regulatorias que dificultan ese camino. De partida, es necesario reducir la incertidumbre, fortalecer las instituciones y retomar un ambiente propicio y favorable a la inversión. También debemos avanzar en mejor educación, mayor capacitación, un ambiente favorable para que surja talento e innovación, mayor I+D, la adopción de nuevas tecnologías, mayor competencia en los mercados, mejor infraestructura, entre otros. Ninguno de los cuales tiene un atajo fácil, se requieren buenas políticas públicas y consistentes en el tiempo.
Ahí es donde aún necesitamos señales claras, hechos concretos en esa dirección, trabajo conjunto público privado con los distintos sectores productivos y ponernos manos a la obra para impulsar la productividad, la inversión y el crecimiento sostenible de Chile pensando en las próximas décadas.
*La autora es economista.